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Chant III (vers 2278 à 3735)

Chant de l'affront de Corpès / Cantar de la afrenta de Corpes / Song of the affront of Corpes. Séquences (vidéos et textes) de 25 à 42.

25. Episodio del león

25. Episodio del león 2278-2343 [65]

De commo se solto el leon de Valencia, et del mal acuerdo que los ifantes de Carrion fablaron.

112

En Valencia seí mio Cid con todos los sos,
con él amos sus yernos, los ifantes de Carrión.
Yaziés’ en un escaño, durmié el Campeador;
mala sobrevienta sabed que les cuntió:
saliós’ de la red e desatós’ el león.
En grant miedo se vieron por medio de la cort;
enbraçan los mantos los del Campeador
e cercan el escaño e fincan sobre so señor;
Ferrán Gonçález [................]
non vio allí dó s’alçasse, nin cámara abierta nin torre,
metiós’ so l’escaño, tanto ovo el pavor;
Diego Gonçález por la puerta salió
diziendo de la boca: —¡Non veré Carrión!—,
tras una viga lagar metiós’ con grant pavor,
el manto e el brial todo suzio lo sacó.
En esto despertó el que en buen ora nació,
vio cercado el escaño de sus buenos varones:
—¿Qué’s esto, mesnadas, o qué queredes vós?—
—¡Ya señor ondrado, rebata nos dio el león!—
Mio Cid fincó el cobdo, en pie se levantó,
el manto trae al cuello e adeliñó pora·l’ león;
el león, cuando lo vio, assí envergonçó,
ante mio Cid la cabeça premió e el rostro fincó.
Mio Cid don Rodrigo al cuello lo tomó
e liévalo adestrando, en la red le metió.
A maravilla lo han cuantos que ý son
e tornáronse al palacio, pora la cort.
Mio Cid por sos yernos demandó e no los falló;
maguer los están llamando, ninguno non responde.
Cuando los fallaron, ellos vinieron assí sin color;
non viestes tal juego commo iva por la cort,
mandólo vedar mio Cid el Campeador.
Mucho·s’ tovieron por enbaídos los ifantes de Carrión,
fiera cosa les pesa d’esto que les cuntió.

113

Ellos en esto estando, don avién grant pesar,
fuerças de Marruecos Valencia vienen cercar,
cincuaenta mill tiendas fincadas ha de las cabdales.
Aqueste era el rey Bucar, si l’oviestes contar.

114

Alegrávas’ el Cid e todos sus varones,
que les crece la ganancia, grado al Criador;
mas, sabed, de cuer les pesa a los ifantes de Carrión,
ca veyén tantas tiendas de moros de que non avién sabor.
Amos hermanos apart salidos son:
—Catamos la ganancia e la pérdida no.
Ya en esta batalla a entrar abremos nós,
esto es aguisado por non ver Carrión,
bibdas remandrán fijas del Campeador.—
Oyó la poridad aquel Muño Gustioz,
vino con estas nuevas a mio Cid Ruy Díaz el Canpeador:
—¡Evades qué pavor han vuestros yernos, tan osado son,
por entrar en batalla desean Carrión!
Idlos conortar, sí vos vala el Criador,
que sean en paz e non ayan ý ración.
¡Nos convusco los vençremos e valernos ha el Criador!—
Mio Cid don Rodrigo sonrisando salió:
—¡Dios vos salve, yernos, ifantes de Carrión!
En braços tenedes mis fijas, tan blancas commo el sol.
Yo desseo lides e vós a Carrión;
en Valencia folgad a todo vuestro sabor,
ca d’aquellos moros yo só sabidor,
arrancármelos trevo con la merced del Criador.—
[........................]

115

—Aún vea el ora que vos meresca dos tanto.—
En una conpaña tornados son amos.
Assí lo otorga don Pero cuemo se alaba Fernando,
plogo a mio Cid e a todos sos vassallos:
—¡Aún, si Dios quisiere e el Padre que está en alto,
amos los mios yernos buenos serán en canpo!—

 

26. Batalla contra Búcar

26. Batalla contra Búcar 2344-2464

De commo el Çid Ruy Diaz vençio al rey Bucar de Tunez

Esto van diziendo e las yentes se allegando.
En la hueste de los moros los atamores sonando,
a maravilla lo avién muchos d’essos cristianos,
ca nuncua lo vieran, ca nuevos son llegados.
Más se maravillan entre Diego e Ferrando,
por la su voluntad non serién allí llegados.
Oíd lo que fabló el que en buen ora nasco:
—¡Ala, Pero Vermúez, el mio sobrino caro!
Cúriesme a don Diego e curiésme a don Fernando,
mios yernos amos a dos, las cosas que mucho amo,
ca los moros, con Dios, non fincarán en canpo.—

116

—Yo vos digo, Cid, por toda caridad,
que oy los ifantes a mí por amo non abrán,
cúrielos quiquier, ca d’ellos poco m’incal,
yo con los míos ferir quiero delant,
vós con los vuestros firmemientre la çaga tengades;
si cueta fuere, bien me podredes huviar.—
Aquí llegó Minaya Álbar Fáñez:
—¡Oíd, ya Cid Campeador leal!
Esta batalla el Criador la ferá
e vós, tan diño que con él avedes part,
mandádnoslos ferir de cual part vos semejar;
el debdo que á cada uno a conplir será.
Verlo hemos con Dios e con la vuestra auze.—
Dixo mio Cid: —¡Ayamos más de vagar!—
Afevos el obispo don Jerónimo, muy bien armado está,
parávas’ delant al Campeador, siempre con la buen auze:
—Oy vos dix la missa de Santa Trinidade.
Por esso salí de mi tierra e vinvos buscar,
por sabor que avía de algún moro matar.
Mi orden e mis manos querríalas ondrar
e a estas feridas yo quiero ir delant.
Pendón trayo a corças e armas de señal,
si ploguiesse a Dios querríalas ensayar,
mio coraçón que pudiesse folgar
e vós, mio Cid, de mí más vos pagar.
Si este amor no·n’ feches, yo de vós me quiero quitar.—
Essora dixo mio Cid: —Lo que vós queredes plazme.
Afé los moros a ojo, idlos ensayar;
nós d’aquent veremos cómmo lidia el abbat.—

117

El obispo don Jerónimo priso a espolonada
e ívalos ferir a cabo del albergada.
Por la su ventura e Dios que l’amava,
a los primeros colpes dos moros matava de la lança;
el astil á quebrado e metió mano al espada.
Ensayávas’ el obispo, ¡Dios qué bien lidiava!,
dos mató con lança e cinco con el espada.
Los moros son muchos, aderredor le cercavan,
dávanle grandes colpes, mas no·l’ falsan las armas.
El que en buen ora nasco los ojos le fincava,
enbraçó el escudo e abaxó el asta,
aguijó a Bavieca, el cavallo que bien anda,
ívalos ferir de coraçón e de alma.
En las azes primeras el Campeador entrava,
abatió a siete e a cuatro matava.
Plogo a Dios, aquésta fue el arrancada.
Mio Cid con los suyos cae en alcança;
veríedes quebrar tantas cuerdas e arrancarse las estacas,
e acostarse los tendales con huebras eran tantas.
Los de mio Cid a los de Bucar de las tiendas los sacan.

118

Sácanlos de las tiendas, cáenlos en alcaz,
tanto braço con loriga veríedes caer apart,
tantas cabeças con yelmos que por el campo caen,
cavallos sin dueños salirse a todas partes.
Siete migeros conplidos duró el segudar,
mio Cid al rey Bucar cayól’ en alcaz:
—¡Acá torna, Bucar! Venist d’allent mar,
verte as con el Cid, el de la barba grant,
saludarnos hemos amos e tajaremos amistad.—
Respuso Bucar al Cid: —¡Cofonda Dios tal amistad!
Espada tienes desnuda en mano e véot’ aguijar,
assí commo semeja, en mí la quieres ensayar;
mas si el cavallo non estropieça o conmigo non caye,
non te juntarás conmigo fata dentro en la mar.—
Aquí respuso mio Cid: —Esto non será verdad.—
Buen cavallo tiene Bucar e grandes saltos faz,
mas Bavieca, el de mio Cid, alcançándolo va.
Alcançólo el Cid a Bucar a tres braças del mar,
arriba alçó Colada, un grant colpe dado·l’ ha,
las carbonclas del yelmo tollidas ge las ha,
cortól’ el yelmo e, librado todo lo ál,
fata la cintura el espada llegado ha.
Mató a Bucar, al rey de allén mar
e ganó a Tizón, que mill marcos d’oro val.
Venció la batalla maravillosa e grant,
aquí s’ondró mio Cid e cuantos con el están.

119

Con estas ganancias ya s’ivan tornando.
Sabet, todos de firme robavan el canpo,
a las tiendas eran llegados
do estava el que en buen ora nasco.
Mio Cid Ruy Díaz, el Campeador contado,
con dos espadas que el preciava algo,
por la matança vinía tan privado,
la cara fronzida e almófar soltado,
cofia sobre los pelos, fronzida d’ella yacuanto.
Algo vie mio Cid de lo que era pagado,
alçó sos ojos, estava adelant catando
e vio venir a Diego e a Fernando,
amos son fijos del conde don Gonçalo.
Alegrós’ mio Cid, fermoso sonrisando:
—¡Venides, mios yernos, mios fijos sodes amos!
Sé que de lidiar bien sodes pagados,
a Carrión de vós irán buenos mandados,
cómmo al rey Bucar avemos arrancado.
Commo yo fío por Dios e en todos los sos santos,
d’esta arrancada nós iremos pagados.—
De todas partes sos vassallos van llegando,
Minaya Álvar Fáñez essora es llegado,
el escudo trae el cuello e todo espadado,
de los colpes de las lanças non avié recabdo,
aquellos que ge los dieran non ge lo avién logrado.
Por el cobdo ayuso la sangre destellando,
de veinte arriba ha moros matado:
—¡Grado a Dios e al Padre que está en alto,
e a vós Cid, que en buen ora fuestes nado!
Matastes a Bucar e arrancamos el canpo;
todos estos bienes de vós son e de vuestros vassallos,
e vuestros yernos aquí son ensayados,
fartos de lidiar con moros en el campo.—
Dixo mio Cid: —Yo d’esto só pagado,
cuando agora son buenos adelant serán preciados.—
Por bien lo dixo el Cid, mas ellos lo tovieron a mal.

 

27. Riqueza y vanagloria del Çid

27. Riqueza y vanagloria del Çid vv. 2465-2534 [69]

De todo cuanto gañaron en la batalla e de la gran gloria de Mio Çid Ruy Diaz

119 bis

Todas las ganancias a Valencia son llegadas,
alegre es mio Cid con todas sus conpañas,
que a la ración cayé seiscientos marcos de plata.

119 ter

Los yernos de mio Cid, cuando este aver tomaron
d’esta arrancada, que lo tenién en so salvo,
cuidaron que en sus días nuncua serién minguados.
Fueron en Valencia muy bien arreados,
conduchos a sazones, buenas pieles e buenos mantos.
Mucho son alegres mio Cid e sus vassallos.

120

Grant fue el día en la cort del Campeador,
después que esta batalla vencieron e al rey Bucar mató.
Alçó la mano, a la barba se tomó:
—¡Grado a Christus, que del mundo es señor,
cuando veo lo que avía sabor,
que lidiaran comigo en campo mios yernos amos a dos!
Mandados buenos irán d’ellos a Carrión,
cómmo son ondrados e avervos han grant pro.

121

Sobejanas son las ganancias que todos han ganado,
lo uno es nuestro, lo otro han en salvo.—
Mandó mio Cid, el que en buen ora nasco,
d’esta batalla que han arrancado
que todos prisiessen so derecho contado,
e el su quinto non fuesse olvidado.
Assí lo fazen todos, ca eran acordados.
Cayéronle en quinta al Cid seixcientos cavallos
e otras azémilas e camellos largos,
tantos son de muchos que non serién contados.

122

Todas estas ganancias fizo el Canpeador:
—¡Grado a Dios, que del mundo es señor!
Antes fu minguado, agora rico só,
que he aver e tierra e oro e onor,
e son mios yernos ifantes de Carrión.
Arranco las lides commo plaze al Criador,
moros e cristianos de mí han grant pavor.
Allá dentro en Marruecos, o las mezquitas son,
que abrán de mí salto quiçab alguna noch,
ellos lo temen, ca non lo pienso yo;
no los iré buscar, en Valencia seré yo,
ellos me darán parias con ayuda del Criador,
que paguen a mí o a qui yo ovier sabor.—
Grandes son los gozos en Valencia con mio Cid el Canpeador
de todas sus compañas e de todos los sos.
Grandes son los gozos de sus yernos amos a dos,
d’aquesta arrancada que lidiaron de coraçón
valía de cinco mill marcos ganaron amos a dos;
mucho·s’ tienen por ricos los ifantes de Carrión.
Ellos con los otros vinieron a la cort,
aquí está con mio Cid el obispo don Jerónimo,
el bueno de Álbar Fáñez, cavallero lidiador,
e otros muchos que crió el Campeador.
Cuando entraron los ifantes de Carrión,
recibiólos Minaya por mio Cid el Campeador:
—¡Acá venid, cuñados, que más valemos por vós!—
Assí commo llegaron, pagós’ el Campeador:
—Evades aquí, yernos, la mi mugier de pro
e amas las mis fijas, don Elvira e doña Sol,
bien vos abracen e sírvanvos de coraçón.
¡Grado a Santa María, madre del nuestro señor Dios,
d’estos vuestros casamientos vós abredes honor,
buenos mandados irán a tierras de Carrión!—

123

A estas palabras fabló don Ferrando:
—Grado al Criador e a vós, Cid ondrado,
tantos avemos de averes que no son contados.
Por vós avemos ondra e avemos lidiado,
venciemos moros en campo e matamos
a aquel rey Bucar, traidor provado.
Pensad de lo otro, que lo nuestro tenémoslo en salvo.—
Vassallos de mio Cid seyénse sonrisando
quién lidiara mejor o quién fuera en alcanço,
mas non fallavan ý a Diego ni a Ferrando.

 

28. Los infantes de Carrión piden llevar a sus mujeres a su tierra

28. Los infantes de Carrión piden llevar a sus mujeres a su tierra 2535-2644 [109]

De commo los iffantes de Carrion demandaron sus mugieres al Çid por levarlas a su tierra, et de gran algo que les dio el Çid.

Por aquestos juegos que ivan levantando
e las noches e los días tan mal los escarmentando,
tan mal se consejaron estos ifantes amos.
Amos salieron apart, ¡veramientre son hermanos!,
d’esto qu’ellos fablaron nos parte non ayamos:
—Vayamos pora Carrión, aquí mucho detardamos.
Los averes que tenemos grandes son e sobejanos,
mientra que visquiéremos despender no los podremos.

124

Pidamos nuestras mugieres al Cid Campeador,
digamos que las levaremos a tierras de Carrión,
e enseñarlas hemos dó las heredades son.
Sacarlas hemos de Valencia, de poder del Campeador;
después en la carrera feremos nuestro sabor,
ante que nos retrayan lo que cuntió del león.
Nós de natura somos de condes de Carrión,
averes levaremos grandes que valen grant valor,
escarniremos las fijas del Canpeador.
D’aquestos averes sienpre seremos ricos omnes,
podremos casar con fijas de reyes o de enperadores,
ca de natura somos de condes de Carrión.
Assí las escarniremos a las fijas del Campeador
antes que nos retrayan lo que fue del león.—
Con aqueste consejo amos tornados son,
fabló Ferrán Gonçález e fizo callar la cort:
—¡Sí vos vala el Criador, Cid Campeador!
Que plega a doña Ximena e primero a vós,
e a Minaya Álbar Fáñez e a cuantos aquí son:
dadnos nuestras mugieres que avemos a bendiciones,
levarlas hemos a nuestras tierras de Carrión,
meterlas hemos en las villas
que les diemos por arras e por onores.
Verán vuestras fijas lo que avemos nós,
los fijos que oviéremos en qué avrán partición.—
De assí ser afontado no·s’ curiava el Campeador;
dixo el Cid: —Darvos he mis fijas e algo de lo mio.
Vós les diestes villas por arras en tierras de Carrión,
yo les quiero dar axuvar tres mill marcos de oro,
darvos é mulas e palafrés muy gruessos de sazón,
cavallos pora en diestro, fuertes e corredores,
e muchas vestiduras de paños de ciclatones.
Darvos he dos espadas, a Colada e a Tizón;
bien lo sabedes vós que las gané a guisa de varón.
Mios fijos sodes amos, cuando mis fijas vos dó,
allá me levades las telas del coraçón.
Que lo sepan en Gallizia e en Castiella e en León,
con qué riqueza enbió mios yernos amos a dos.
A mis fijas sirvades que vuestras mugieres son;
si bien las servides, yo vos rendré buen galardón.—
Atorgado lo han esto los ifantes de Carrión,
aquí reciben las fijas del Campeador,
conpieçan a recebir lo que el Cid mandó.
Cuando son pagados a todo so sabor,
ya mandavan cargar ifantes de Carrión.
Grandes son las nuevas por Valencia la mayor,
todos prenden armas e cavalgan a vigor,
porque escurren sus fijas del Cid a tierras de Carrión.
Ya quieren cavalgar, en espidimiento son;
amas hermanas, don Elvira e doña Sol,
fincaron los inojos ant’el Cid Campeador:
—¡Merced vos pedimos, padre, sí vos vala el Criador!
Vós nos engendrastes, nuestra madre nos parió;
delante sodes amos, señora e señor,
agora nos enbiades a tierras de Carrión,
debdo nos es a cunplir lo que mandáredes vós.
Assí vos pedimos merced nós amas a dos
que ayades vuestros mensajes en tierras de Carrión.—
Abraçólas mio Cid e saludólas amas a dos.

125

Él fizo aquesto, la madre lo doblava:
—Andad, fijas, d’aquí el Criador vos vala.
De mí e de vuestro padre bien avedes nuestra gracia.
Id a Carrión, do sodes heredadas;
assí commo yo tengo, bien vos he casadas.—
Al padre e a la madre las manos les besavan,
amos las bendixieron e diéronles su gracia.
Mio Cid e los otros de cavalgar pensavan
a grandes guarnimientos, a cavallos e armas.
Ya salién los ifantes de Valencia la clara,
espidéndos’ de las dueñas e de todas sus compañas.
Por la huerta de Valencia teniendo salién armas,
alegre va mio Cid con todas sus compañas.
Violo en los avueros el que en buen ora cinxo espada
que estos casamientos non serién sin alguna tacha;
no·s’ puede repentir, que casadas las ha amas.

126

—¿Ó eres, mio sobrino, tú, Félez Muñoz?
Primo eres de mis fijas amas d’alma e de coraçón,
mándot’ que vayas con ellas fata dentro en Carrión,
verás las heredades que a mis fijas dadas son.
Con aquestas nuevas vernás al Campeador.—
Dixo Félez Muñoz: —Plazme d’alma e de coraçón.—
Minaya Álbar Fáñez ante mio Cid se paró:
—Tornémosnos, Cid, a Valencia la mayor,
que si a Dios ploguiere e al Padre Criador,
ir las hemos ver a tierras de Carrión.—
—A Dios vos acomendamos, don Elvira e doña Sol,
atales cosas fed que en plazer caya a nós.—
Respondién los yernos: —¡Assí lo mande Dios!—
Grandes fueron los duelos a la departición,
el padre con las fijas lloran de coraçón,
assí fazían los cavalleros del Campeador.
—Oyas, sobrino, tú Félez Muñoz:
por Molina iredes, Ý yazredes una noch;
saludad a mio amigo el moro Avengalvón,
reciba a mios yernos commo él pudier mejor.
Dil’ que enbío mis fijas a tierras de Carrión,
de lo que ovieren huebos sírvalas a so sabor,
desí escúrralas fasta Medina por la mi amor;
de cuanto él fiziere yo·l’ daré por ello buen galardón.—
Commo la uña de la carne ellos partidos son,
ya·s’ tornó pora Valencia el que en buen ora nasció;
piénsanse de ir los ifantes de Carrión.

 

29. Afrenta de Corpes

29. Afrenta de Corpes 2645-2762 [117]

De commo los ifantes de Carrion levaron a sus fijas del Çid Ruy Diaz, et de la muy grant desonrra que les fizieron en el robredo de Corpes

Por Santa María d’Alvarrazín fazían la posada,
aguijan cuanto pueden ifantes de Carrión,
felos en Molina con el moro Avengalvón.
El moro, cuando lo sopo, plógol’ de coraçón,
saliólos recebir con grandes alvorozes.
¡Dios, qué bien los sirvió a todo so sabor!
Otro día mañana con ellos cavalgó,
con dozientos cavalleros escurrirlos mandó.
Ivan trozir los montes, los que dizen de Luzón,
trocieron Arbuxuelo e llegan a Salón,
o dizen El Ansarera ellos posados son.
A las fijas del Cid el moro sus donas dio,
buenos seños cavallos a los ifantes de Carrión;
tod esto les fizo el moro por el amor del Cid Campeador.
Ellos veyén la riqueza que el moro sacó,
entramos hermanos consejaron tración:
—Ya pues que a dexar avemos fijas del Campeador,
si pudiéssemos matar el moro Avengalvón,
cuanta riquiza tiene averla iemos nós,
tan en salvo lo abremos commo lo de Carrión,
nuncua avrié derecho de nós el Cid Campeador.—
Cuando esta falsedad dizién los de Carrión,
un moro latinado bien ge lo entendió,
non tiene poridad, díxolo a Avengalvón:
—Alcáyaz, cúriate d’éstos, ca eres mio señor.
Tu muert oí consejar a los ifantes de Carrión.—

127

El moro Avengalvón mucho era buen barragán,
con dozientos que tiene iva cavalgar,
armas iva teniendo, parós’ ante los ifantes.
De lo que el moro dixo a los ifantes non plaze:
—Dezidme, ¿qué vos fiz, ifantes?
Yo sirviéndovos sin art e vós, pora mí, muert consejastes.
Si no lo dexás por mio Cid el de Bivar,
tal cosa vos farié que por el mundo sonás,
e luego levaría sus fijas al Campeador leal.
¡Vós nuncua en Carrión entrariedes jamás!

128

Aquí·m’ parto de vós commo de malos e de traidores.
Iré con vuestra gracia, don Elvira e doña Sol;
poco precio las nuevas de los de Carrión.
Dios lo quiera e lo mande, que de tod el mundo es señor,
d’aqueste casamiento que·s’ grade el Canpeador.—
Esto les ha dicho e el moro se tornó,
teniendo iva armas al trocir de Salón;
cuemo de buen seso, a Molina se tornó.
Ya movieron d’El Ansarera los ifantes de Carrión,
acójense a andar de día e de noch.
A siniestro dexan Atienza, una peña muy fuert,
la sierra de Miedes passáronla estoz,
por los Montes Claros aguijan a espolón.
A siniestro dexan a Griza, que Álamos pobló
(allí son caños do a Elpha encerró),
a diestro dexan a Sant Estevan, más cae aluén.
Entrados son los ifantes al robredo de Corpes,
los montes son altos, las ramas pujan con las núes,
e las bestias fieras que andan aderredor.
Fallaron un vergel con una linpia fuent,
mandan fincar la tienda ifantes de Carrión,
con cuantos que ellos traen ý yazen essa noch,
con sus mugieres en braços demuéstranles amor,
¡mal ge lo cunplieron cuando salié el sol!
Mandaron cargar las azémilas con grandes averes a nombre,
cogida han la tienda do albergaron de noch,
adelant eran idos los de criazón,
assí lo mandaron los ifantes de Carrión,
que non Ý fincás ninguno, mugier nin varón,
sinon amas sus mugieres, doña Elvira e doña Sol,
deportarse quieren con ellas a todo su sabor.
Todos eran idos, ellos cuatro solos son,
tanto mal comidieron los ifantes de Carrión:
—Bien lo creades, don Elvira e doña Sol,
aquí seredes escarnidas, en estos fieros montes,
oy nos partiremos e dexadas seredes de nós,
non abredes part en tierras de Carrión.
Irán aquestos mandados al Cid Campeador,
nos vengaremos por aquésta la del león.—
Allí les tuellen los mantos e los pelliçones,
páranlas en cuerpos e en camisas e en ciclatones.
Espuelas tienen calçadas los malos traidores,
en mano prenden las cinchas fuertes e duradores.
Cuando esto vieron las dueñas, fablava doña Sol:
—¡Don Diego e don Ferrando, rogámosvos por Dios!
Dos espadas tenedes fuertes e tajadores,
al una dizen Colada e al otra Tizón,
cortandos las cabeças, mártires seremos nós;
moros e cristianos departirán d’esta razón,
que por lo que nós merecemos no lo prendemos nós.
Atán malos ensiemplos non fagades sobre nós;
si nós fuéremos majadas, abiltaredes a vós,
retraérvoslo han en vistas o en cortes.—
Lo que ruegan las dueñas non le ha ningún pro,
essora les conpieçan a dar los ifantes de Carrión,
con las cinchas corredizas májanlas tan sin sabor;
con las espuelas agudas, don ellas an mal sabor,
ronpién las camisas e las carnes a ellas amas a dos.
Linpia salié la sangre sobre los ciclatones,
ya lo sienten ellas en los sos coraçones.
¡Cuál ventura serié ésta, sí ploguiesse al Criador,
que assomasse essora el Cid Campeador!
Tanto las majaron que sin cosimente son,
sangrientas an las camisas e todos los ciclatones.
Cansados son de ferir ellos amos a dos,
ensayándos’ amos cuál dará mejores colpes.
Ya non pueden fablar don Elvira e doña Sol,
por muertas las dexaron en el robredo de Corpes.

129

Leváronles los mantos e las pieles armiñas,
mas déxanlas marridas en briales e en camisas
e a las aves del monte e a las bestias de la fiera guisa.
Por muertas las dexaron, sabed, que non por bivas.
¡Cuál ventura serié si assomás essora el Cid Campeador!

130

Los ifantes de Carrión [................],
en el robredo de Corpes por muertas las dexaron,
que el una al otra no·l’ torna recabdo.
Por los montes do ivan, ellos ívanse alabando:
—De nuestros casamientos agora somos vengados,
non las deviemos tomar por varraganas si non fuéssemos rogados,
pues nuestras parejas non eran pora en braços.
¡La desondra del león assí s’irá vengando!—

 

30. Rescate de las hijas del Çid

30. Rescate de las hijas del Çid 2763-2825 [062]

De commo Felez Muñoz encontro e levo las dueñas, dally donde estavan a San Esteban

131

Alabándos’ ivan los ifantes de Carrión,
mas yo vos diré d’aquel Félez Muñoz,
sobrino era del Cid Campeador.
Mandáronle ir adelante, mas de su grado non fue;
en la carrera do iva doliól’ el coraçón,
de todos los otros aparte se salió.
En un monte espesso Félez Muñoz se metió
fasta que viesse venir sus primas amas a dos
o qué han fecho los ifantes de Carrión.
Violos venir e oyó una razón,
ellos no·l’ vien ni dend sabién ración.
Sabet bien que, si ellos le viessen, non escapara de muert.
Vanse los ifantes, aguijan a espolón;
por el rastro tornós’ Félez Muñoz,
falló sus primas amortecidas amas a dos.
Llamando: —¡Primas, primas!—, luego descavalgó,
arrendó el cavallo, a ellas adeliñó:
—¡Ya primas, las mis primas, don Elvira e doña Sol!
Mal se ensayaron los ifantes de Carrión.
¡A Dios plega e a Santa María que dent prendan ellos mal galardón!—
Valas tornando a ellas amas a dos,
tanto son de traspuestas que nada dezir non pueden.
Partiéronsele las telas de dentro del coraçón,
llamando: —¡Primas, primas, don Elvira e doña Sol!
¡Despertedes, primas, por amor del Criador,
mientra que es el día, ante que entre la noch,
los ganados fieros non nos coman en aqueste mont!—
Van recordando don Elvira e doña Sol,
abrieron los ojos e vieron a Félez Muñoz:
—¡Esforçadvos, primas, por amor del Criador!
De que non me fallaren los ifantes de Carrión,
a grant priessa seré buscado yo.
Si Dios non nos vale, aquí morremos nós.—
Tan a grant duelo fablava doña Sol:
—¡Sí vos lo meresca, mio primo, nuestro padre el Canpeador,
dandos del agua, sí vos vala el Criador!—
Con un sonbrero que tiene Félez Muñoz
(nuevo era e fresco, que de Valencia·l’ sacó)
cogió del agua en él e a sus primas dio.
Mucho son lazradas e amas las fartó,
tanto las rogó fata que las assentó;
valas conortando e metiendo coraçón
fata que esfuerçan e amas las tomó,
e privado en el cavallo las cavalgó,
con el so manto a amas las cubrió.
El cavallo priso por la rienda e luego dent las partió.
Todos tres señeros por los robredos de Corpes,
entre noch e día salieron de los montes.
A las aguas de Duero ellos arribados son,
a la Torre de don Urraca elle las dexó.
A Sant Estevan vino Félez Muñoz,
falló a Diego Téllez, el que de Álbar Fáñez fue.
Cuando elle lo oyó, pesól’ de coraçón,
priso bestias e vestidos de pro,
iva recebir a don Elvira e a doña Sol.
En Sant Estevan dentro las metió,
cuanto él mejor puede, allí las ondró.
Los de Sant Estevan siempre mesurados son,
cuando sabién esto, pesóles de coraçón,
a llas fijas del Cid danles esfuerço.
Allí sovieron ellas fata que sanas son.
Alabándos’ seían los ifantes de Carrión,
de cuer pessó esto al buen rey don Alfonso.

 

31. El Çid recibe a sus hija y quiere vengar la afrenta

31. El Çid recibe a sus hija y quiere vengar la afrenta. 2826-2900

De como Mio Çid Ruy Diaz reçibio a sus fijas e quiso vengar la afrenta

Van aquestos mandados a Valencia la mayor,
cuando ge lo dizen a mio Cid el Campeador,
una grand ora pensó e comidió,
alçó la su mano, a la barba se tomó:
—¡Grado a Christus, que del mundo es señor,
cuando tal ondra me an dada los ifantes de Carrión!
¡Par aquesta barba que nadi non messó,
non la lograrán los ifantes de Carrión,
que a mis fijas bien las casaré yo!—
Pesó a mio Cid e a toda su cort,
e a Álbar Fáñez d’alma e de coraçón.
Cavalgó Minaya con Pero Vermúez
e Martín Antolínez, el burgalés de pro,
con dozientos cavalleros cuales mio Cid mandó.
Díxoles fuertemientre que andidiessen de día e de noch,
aduxiessen a sus fijas a Valencia la mayor.
Non lo detardan el mandado de su señor,
apriessa cavalgan, andan los días e las noches,
vinieron a Gormaz, un castillo tan fuert,
ý albergaron por verdad una noch.
A Sant Estevan el mandado llegó
que vinié Minaya por sus primas amas a dos.
Varones de Sant Estevan, a guisa de muy pros,
reciben a Minaya e a todos sus varones.
Presentan a Minaya essa noch grant enfurción,
non gelo quiso tomar, mas mucho ge lo gradió:
—Gracias, varones de Sant Estevan, que sodes coñoscedores,
por aquesta ondra que vós diestes a esto que nos cuntió;
mucho vos lo gradece, alla do está, mio Cid el Canpeador,
assí lo fago yo que aquí estó.
¡Afé Dios de los cielos, que vos dé dent buen galardón!—
Todos ge lo gradecen e sos pagados son.
Adeliñan a posar pora folgar essa noch;
Minaya va ver sus primas dó son,
en él fincan los ojos don Elvira e doña Sol:
—Atanto vos lo gradimos commo si viéramos al Criador,
e vós a Él lo gradid cuando bivas somos nós.

132

[................] en los días de vagar,
toda nuestra rencura sabremos contar.—
Lloravan de los ojos las dueñas e Álbar Fáñez,
e Pero Vermúez conortado las ha:
—Don Elvira e doña Sol, cuidado non ayades,
cuando vós sodes sanas e bivas e sin otro mal;
buen casamiento perdiestes, mejor podredes ganar.
¡Aun veamos el día que vos podamos vengar!—
Ý yazen essa noche e tan grand gozo que fazen,
otro día mañana piensan de cavalgar.
Los de Sant Estevan escurriéndolos van
fata rio d’Amor, dándoles solaz.
D’allent se espidieron d’ellos, piénsanse de tornar,
e Minaya con las dueñas iva cabadelant.
Trocieron Alcoceva, a diestro dexan Gormaz,
o dizen Bado de Rey allá ivan passar,
a la casa de Berlanga posada presa han.
Otro día mañana métense a andar,
a cual dizen Medina ivan albergar
e de Medina a Molina en otro día van.
Al moro Avengalvón de coraçón le plaz,
saliólos a recebir de buena voluntad,
por amor de mio Cid rica cena les da.
Dent pora Valencia adelinechos van.
Al que en buen ora nasco llegava el mensaje,
privado cavalga, a recebirlos sale,
armas iva teniendo e grant gozo que faze.
Mio Cid a sus fijas ívalas abraçar,
besándolas a amas tornós’ a sonrisar:
—¡Venides, mis fijas, Dios vos curie de mal!
Yo tomé el casamiento, mas non osé dezir ál.
¡Plega al Criador que en cielo está
que vos vea mejor casadas d’aquí en adelant!
De mios yernos de Carrión Dios me faga vengar.—
Besaron las manos las fijas al padre.
Teniendo ivan armas, entráronse a la ciudad,
grand gozo fizo con ellas doña Ximena su madre.
El que en buen ora nasco non lo quiso tardar,
fablós’ con los sos en su poridad,
al rey Alfonso de Castiella pensó de enbiar:

 

32. Embajada al rey Alfonso

32. Embajada al rey Alfonso. 2901-2984    

De como el Çid Ruy Diaz enbio a Muño Gustioz al rey don Alffonsso a demandar las cortes

133

—¿Ó eres, Muño Gustioz, mio vassallo de pro?
En buen ora te crié a ti en la mi cort.
Lieves el mandado a Castiella al rey Alfonso,
por mi bésale la mano d’alma e de coraçón,
cuemo yo so su vassallo e él es mio señor,
d’esta desondra que me an fecha los ifantes de Carrión
que·l’ pese al buen rey d’alma e de coraçón.
Él casó mis fijas, ca non ge las di yo;
cuando las han dexadas a grant desonor,
si desondra ý cabe alguna contra nós,
la poca e la grant toda es de mio señor.
Mios averes se me han levado que sobejanos son,
esso me puede pesar con la otra desonor.
Adúgamelos a vistas o a juntas o a cortes,
commo aya derecho de ifantes de Carrión,
ca tan grant es la rencura dentro en mi coraçón.—
Muño Gustioz privado cavalgó,
con él dos cavalleros que·l’ sirvan a so sabor
e con él escuderos que son de criazón.
Salién de Valencia e andan cuanto pueden,
no·s’ dan vagar los días e las noches.
Al rey en San Fagunt lo falló,
rey es de Castilla e rey es de León,
e de las Asturias bien a San Çalvador,
fasta dentro en Santi Yaguo de todo es señor
e llos condes gallizanos a él tienen por señor.
Assí commo descavalga aquel Muño Gustioz,
omillós’ a los santos e rogó al Criador;
adeliñó pora·l’ palacio do estava la cort,
con él dos cavalleros que l’aguardan cum a señor.
Assí commo entraron por medio de la cort,
violos el rey e coñosció a Muño Gustioz;
levantós’ el rey, tan bien los recibió.
Delant el rey fincó los inojos,
besábale los pies aquel Muño Gustioz:
—¡Merced, rey Alfonso, de largos reinos a vós dizen señor!
Los pies e las manos vos besa el Campeador,
elle es vuestro vassallo e vós sodes so señor.
Casastes sus fijas con ifantes de Carrión,
alto fue el casamiento, ca lo quisistes vós.
Ya vós sabedes la ondra que es cuntida a nós,
cuémo nos han abiltados ifantes de Carrión.
Mal majaron sus fijas del Cid Campeador,
majadas e desnudas a grande desonor,
desenparadas las dexaron en el robredo de Corpes
a las bestias fieras e a las aves del mont.
Afelas sus fijas en Valencia, do son.
Por esto vos besa las manos commo vassallo a señor
que ge los levedes a vistas o a juntas o a cortes.
Tiénes’ por desondrado, mas la vuestra es mayor,
e que vos pese, rey, commo sodes sabidor;
que aya mio Cid derecho de ifantes de Carrión.—
El rey una grand ora calló e comidió:
—Verdad te digo yo que me pesa de coraçón
e verdad dizes en esto tú, Muño Gustioz,
ca yo casé sus fijas con ifantes de Carrión,
fizlo por bien que fuesse a su pro;
¡siquier el casamiento fecho non fuesse oy!
Entre yo e mio Cid pésanos de coraçón,
ayudarl’é a derecho, sí·n’ salve el Criador,
lo que non cuidava fer de toda esta sazón.

133 bis

Andarán mios porteros por todo mio reino,
pregonarán mi cort pora dentro en Tolledo.

133 ter

Que allá me vayan cuendes e ifançones;
mandaré cómmo ý vayan ifantes de Carrión
e cómmo den derecho a mio Cid el Campeador,

134

e que non aya rencura podiéndo yo vedallo.
Dezidle al Campeador, que en buen ora nasco,
que d’estas siete semanas adóbes’ con sus vassallos,
véngam’ a Toledo, esto·l’ dó de plazo.
Por amor de mio Cid esta cort yo fago,
saludádmelos a todos, entr’ellos aya espacio,
d’esto que les avino aun bien serán ondrados.—
Espidiós’ Muño Gustioz, a mio Cid es tornado.
Assí como lo dixo, suyo era el cuidado;
non lo detiene por nada Alfonso el castellano,
enbía sus cartas pora León e a Santi Yaguo,
a los portogaleses e a los galizianos,
e a los de Carrión e a varones castellanos,
que cort fazié en Toledo aquel rey ondrado,
al cabo de siete semanas que ý fuessen juntados,
qui non viniesse a la cort non se toviesse por su vassallo.
Por todas sus tierras assí lo ivan pensando,
que non falliessen de lo que el rey avié mandado.

 

33. El rey convoca a cortes

33. El rey convoca a cortes 2985-3042

De como el Çid Ruy Diaz e sus parientes se guysaron pora yr a las cortes a Toledo. E de como fueron tambien los Ifantes de Carrion e sus parientes.

135

Ya les va pesando a los ifantes de Carrión
porque el rey en Toledo fazié cort,
miedo han que ý verná mio Cid el Campeador.
Prenden so consejo assí parientes commo son,
ruegan al rey que los quite d’esta cort;
dixo el rey: —No lo feré, sí·n’ salve Dios,
ca ý verná mio Cid el Campeador,
dar l’edes derecho, ca rencura ha de vós.
Qui lo fer non quisiesse o no ir a mi cort
quite mio reino, ca d’él non he sabor.—
Ya lo vieron qué es a fer los ifantes de Carrión,
prenden consejo parientes commo son;
el conde don García en estas nuevas fue,
enemigo de mio Cid, que mal siempre·l’ buscó,
aquéste consejó los ifantes de Carrión.
Llegava el plazo, querién ir a la cort,
en los primeros va el buen rey don Alfonso,
el conde don Anrich e el conde don Remond
(aquéste fue padre del buen enperador),
el conde don Fruela e el conde don Beltrán.
Fueron ý de su reino otros muchos sabidores,
de toda Castiella todos los mejores.
El conde don García con ifantes de Carrión
(Diego e Ferrando ý son amos a dos),
e Asur Gonçález e Gonçalo Assúrez
e con ellos grant bando que aduxieron a la cort,
enbaírle cuidan a mio Cid el Campeador.
De todas partes allí juntados son,
aún non era llegado el que en buen ora nació,
porque se tarda tanto el rey non ha sabor.
Al quinto día venido es mio Cid el Campeador,
a Álvar Fáñez adelant enbió,
que besasse las manos al rey so señor,
bien lo sopiesse, que ý serié essa noch.
Cuando lo oyó el rey, plógol’ de coraçón,
con grandes yentes el rey cavalgó
e iva recebir al que en buen ora nació.
Bien aguisado viene el Cid con todos los sos,
buenas compañas que assí an tal señor.
Cuando l’ovo a ojo el buen rey don Alfonso,
firiós’ a tierra mio Cid el Campeador,
biltarse quiere e ondrar a so señor.
Cuando lo vio el rey, por nada non tardó:
—¡Par Sant Esidro, verdad non será oy!
Cavalgad, Cid, si non non avría dend sabor;
saludarnos hemos d’alma e de coraçón,
de lo que a vós pesa a mí duele el coraçón.
¡Dios lo mande, que por vós se ondre oy la cort!—
—¡Amén!— dixo mio Cid el Campeador,
besóle la mano e después le saludó:
—¡Grado a Dios cuando vos veo, señor!
Omíllom’ a vós e al conde don Remond,
e al conde don Anrich e a cuantos que ý son.
¡Dios salve a nuestro amigos e a vós más, señor!
Mi mugier doña Ximena, dueña es de pro,
bésavos las manos e mis fijas amas a dos,
d’esto que nos abino que vos pese, señor.—
Respondió el rey: —¡Sí fago, sí·n’ salve Dios!—

 

34. Las cortes se reunen en  Toledo

34. Las cortes se reunen en  Toledo. El Çid y sus hombres en la corte. El Çid reclama sus espadas y sus haberes vv. 3043 3159

De commo se ayunto la corte en la cibdat de Toledo. De como se razono el Çid Ruy Diaz en la corte.

136

Pora Toledo el rey tornada da,
essa noch mio Cid Tajo no quiso passar:
—¡Merced, ya rey, sí el Criador vos salve!
Pensad, señor, de entrar a la cibdad
e yo con los mios posaré a San Serván.
Las mis compañas esta noche llegarán,
terné vigilia en aqueste santo logar,
cras mañana entraré a la cibdad
e iré a la cort enantes de yantar.—
Dixo el rey: —¡Plazme de veluntad!—
El rey don Alfonso a Toledo entrado ha;
mio Cid Ruy Díaz es posado en San Serván,
mandó fazer candelas e poner en el altar,
sabor á de velar en essa santidad,
al Criador rogando e fablando en poridad.
Entre Minaya e los buenos que ý ha
acordados fueron cuando vino la man.

137

Matines e prima dixieron faza los albores,
suelta fue la missa antes que saliesse el sol
e su ofrenda han fecha muy buena e conplida.
—Vós, Minaya Álbar Fáñez, el mio braço mejor,
vós iredes comigo e el obispo don Jerónimo,
e Pero Vermúez e aqueste Muño Gustioz,
e Martín Antolínez, el burgalés de pro,
e Álbar Álbarez e Álbar Salvadórez,
e Martín Muñoz, que en buen punto nació,
e mio sobrino, Félez Muñoz,
e conmigo irá Malanda, que es bien sabidor,
e Galind García, el bueno d’Aragón,
con éstos cúmplanse ciento de los buenos que ý son;
velmezes vestidos por sufrir las guarnizones,
de suso las lorigas, tan blancas commo el sol;
sobre las lorigas armiños e pelliçones,
e que non parescan las armas, bien presos los cordones;
so los mantos las espadas, dulces e tajadores:
d’aquesta guisa quiero ir a la cort,
por demandar mios derechos e dezir mi razón.
Si desobra buscaren ifantes de Carrión,
do tales ciento tovier, bien seré sin pavor.—
Respondieron todos: —Nós esso queremos, señor.—
Assí commo lo á dicho, todos adobados son.
No·s’ detiene por nada el que en buen ora nació,
calças de buen paño en sus camas metió,
sobr’ellas unos çapatos que a grant huebra son;
vistió camisa de rançal, tan blanca commo el sol,
con oro e con plata todas las presas son,
al puño bien están, ca él se lo mandó;
sobr’ella un brial primo de ciclatón,
obrado es con oro, parecen por o son;
sobr’esto una piel vermeja, las bandas d’oro son,
siempre la viste mio Cid el Campeador;
una cofia sobre los pelos d’un escarín de pro,
con oro es obrada, fecha por razón
que non le contalassen los pelos al buen Cid Canpeador;
la barba avié luenga e prísola con el cordón,
por tal lo faze esto que recabdar quiere todo lo suyo;
de suso cubrió un manto que es de grant valor,
en él abrién que ver cuantos que ý son.
Con aquestos ciento que adobar mandó,
apriessa cavalga, de San Serván salió.
Assí va mio Cid adobado a lla cort,
a la puerta de fuera descavalga a sabor,
cuerdamientre entra mio Cid con todos los sos,
él va en medio e los otros aderredor.
Cuando lo vieron entrar al que en buen ora nació,
levantós’ en pie el buen rey don Alfonso
e el conde don Anrich e el conde don Remont,
e desí adelant, sabet, todos los otros:
a grant ondra lo reciben al que en buen ora nació.
No·s’ quiso levantar el Crespo de Grañón
nin todos los del bando de ifantes de Carrión.
El rey dixo al Cid: —Venid acá ser, Campeador,
en aqueste escaño que·m’ diestes vós en don.
¡Maguer que a algunos pesa, mejor sodes que nós!—
Essora dixo muchas mercedes el que Valencia gañó:
—Sed en vuestro escaño commo rey e señor,
acá posaré con todos aquestos mios.—
Lo que dixo el Cid al rey plogo de coraçón.
En un escaño torniño essora mio Cid posó,
los ciento que l’aguardan posan aderredor.
Catando están a mio Cid cuantos ha en la cort,
a la barba que avié luenga e presa con el cordón;
en sos aguisamientos bien semeja varón.
No·l’ pueden catar de vergüença ifantes de Carrión.
Essora se levó en pie el buen rey don Alfonso:
—¡Oíd, mesnadas, sí vos vala el Criador!
Yo de que fu rey non fiz más de dos cortes,
la una fue en Burgos e la otra en Carrión,
e esta tercera a Toledo la vin fer oy
por el amor de mio Cid, el que en buen ora nació,
que reciba derecho de ifantes de Carrión.
Grande tuerto le han tenido, sabémoslo todos nós,
alcaldes sean d’esto [................]
el conde don Anrich e el conde don Remond
e estos otros condes que del vando non sodes.
Todos meted ý mientes, ca sodes coñoscedores,
por escoger derecho, ca tuerto non mando yo.
D’ella e d’ella part en paz seamos oy;
juro par Sant Esidro, el que bolviere mi cort
quitarme á el reino, perderá mi amor.
Con quien toviere derecho, yo d’essa parte me só.
Agora demande mio Cid el Campeador,
sabremos qué responden ifantes de Carrión.—
Mio Cid la mano besó al rey e en pie se levantó:
—Mucho vos lo gradesco, commo a rey e a señor,
por cuanto esta cort fiziestes por mi amor.
Esto les demando a ifantes de Carrión:
por mis fijas que·m’ dexaron yo no he desonor,
ca vós las casastes, rey, sabredes qué fer oy;
mas cuando sacaron mis fijas de Valencia la mayor,
yo bien los quería d’alma e de coraçón,
diles dos espadas, a Colada e a Tizón
(éstas yo las gané a guisa de varón),
que s’ondrassen con ellas e sirviessen a vós.
Cuando dexaron a mis fijas en el robredo de Corpes,
comigo non quisieron aver nada e perdieron mi amor:
¡denme mis espadas cuando mios yernos non son!—
Atorgan los alcaldes: —Tod esto es razón.—

 

35. De lo que argumentaron los Infantes en las Cortes y lo que éstos entregaron al Çid

35. De lo que argumentaron los Infantes en las Cortes y lo que éstos entregaron al Çid 3160-3250

De como se razonaron los ifantes de Carrion. E de como el Çido Ruy Diaz cobro las espadas Colada e Tizon e todo cuanto diera a los ifantes de Carrion.

Dixo el conde don García: —A esto fablemos nós.—
Essora salién aparte ifantes de Carrión
con todos sus parientes e el vando que ý son;
apriessa lo ivan trayendo e acuerdan la razón:
—Aún grand amor nos faze el Cid Campeador
cuando desondra de sus fijas no nos demanda oy,
bien nos avendremos con el rey don Alfonso.
Démosle sus espadas, cuando assí finca la boz,
e cuando las toviere partirse á la cort,
ya más non avrá derecho de nós el Cid Canpeador.—
Con aquesta fabla tornaron a la cort:
—¡Merced, ya rey don Alfonso, sodes nuestro señor!
No lo podemos negar, que dos espadas nos dio;
cuando las demanda e d’ellas ha sabor,
dárgelas queremos delant estando vós.—
Sacaron las espadas Colada e Tizón,
pusiéronlas en mano del rey so señor.
Saca las espadas e relumbra toda la cort,
las maçanas e los arriazes todos d’oro son,
maravíllanse d’ellas todos los omnes buenos de la cort.
Recibió el Cid las espadas, las manos le besó,
tornós’ al escaño don se levantó,
en las manos las tiene e amas las cató,
no·s’ le pueden camear, ca el Cid bien las coñosce,
alegrós’le todo el cuerpo, sonrrisós de coraçón;
alçava la mano, a la barba se tomó:
—Par aquesta barba que nadi non messó,
assí s’irán vengando don Elvira e doña Sol.—
A so sobrino Pero Vermúez por nombre·l’ llamó,
tendió el braço, la espada Tizón le dio:
—Prendetla, sobrino, ca mejora en señor.—
A Martín Antolínez, el burgalés de pro,
tendió el braço, el espada Colada·l’ dio:
—Martín Antolínez, mio vassallo de pro,
prended a Colada, ganéla de buen señor,
del conde Remont Verengel, de Barcilona la mayor;
por esso vos la dó, que la bien curiedes vós.
Sé que si vos acaeciere [................]
con ella ganaredes grand prez e grand valor.—
Besóle la mano, el espada tomó e recibió;
luego se levantó mio Cid el Campeador:
—¡Grado al Criador e a vós, rey e señor,
ya pagado só de mis espadas, de Colada e de Tizón!
Otra rencura he de ifantes de Carrión,
cuando sacaron de Valencia mis fijas amas a dos,
en oro e en plata tres mil marcos les di yo;
yo faziendo esto, ellos acabaron lo só:
¡denme mis averes, cuando mios yernos non son!—
Aquí veriedes quexarse ifantes de Carrión,
dize el conde don Remond: —¡Dezid de sí o de no!—
Essora responden ifantes de Carrión:
—Por esso·l’ diemos sus espadas al Cid Campeador,
que ál no nos demandasse, que aquí fincó la boz.—
—Si ploguiere al rey, assí dezimos nós:
a lo que demanda el Cid, que recudades vós.—
Dixo el buen rey: —Assi lo otorgo yo.—
Levantado es en pie el Cid Campeador:
—D’estos averes que vos di yo,
si me los dades, o dedes d’ello raçón.—
Essora salién aparte ifantes de Carrión,
non acuerdan en consejo, ca los haveres grandes son,
espesos los han ifantes de Carrión;
tornan con el consejo e fablavan a so sabor:
—Mucho nos afinca el que Valencia gañó
cuando de nuestros averes assí prende sabor.
Pagarle hemos de heredades en tierras de Carrión.—
Dixieron los alcaldes, cuando manfestados son:
—Si esso ploguiere al Cid, non ge lo vedamos nós;
mas en nuestro juvizio assí lo mandamos nós:
que aquí lo enterguedes dentro en la cort.—
A estas palabras fabló el rey don Alfonso:
—Nós bien la sabemos aquesta razón,
que derecho demanda el Cid Campeador.
D’estos tres mill marcos los dozientos tengo yo,
entramos me los dieron los ifantes de Carrión.
Tornárgelos quiero, ca tan desfechos son,
enterguen a mio Cid, el que en buen ora nació.
Cuando ellos los an a pechar, non ge los quiero yo.—
Fabló Ferrán Gonçález e dixo esta razón:
—Averes monedados non tenemos nós.—
Luego respondió el conde don Remond:
—El oro e la plata espendiésteslo vós.
Por juvizio lo damos ant’el rey don Alfonso:
páguenle en apreciadura e préndalo el Campeador.—
Ya vieron qué es a fer los ifantes de Carrión.
Veriedes aduzir tanto cavallo corredor,
tanta gruessa mula, tanto palafré de sazón,
tanta buena espada con toda guarnizón;
recibiólo mio Cid commo apreciaron en la cort.
Sobre los dozientos marcos que tenié el rey Alfonso
pagaron los ifantes al que en buen ora nació;
enpréstanles de lo ageno, que non les cumple lo suyo.
Mal escapan jogados, sabed, d’esta razón.

 

36. Rieptos del Çid contra los Infantes

36. Rieptos del Çid contra los Infantes 3250-3300

De los rieptos que fizo el Çid Ruy Diaz contra los ifantes de Carrion

138

Estas apreciaduras mio Cid presas las ha,
sos omnes las tienen e d’ellas pensarán;
mas cuando esto ovo acabado pensaron luego d’ál:
—¡Merced, ya rey e señor, por amor de caridad!
La rencura mayor non se me puede olbidar;
oídme toda la cort e pésevos de mio mal;
los ifantes de Carrión, que·m’ desondraron tan mal,
a menos de riebtos no los puedo dexar.

139

Dezid, ¿qué vos merecí, ifantes de Carrión,
en juego o en vero o en alguna razón?
Aquí lo mejoraré a juvizio de la cort.
¿A qué·m’ descubriestes las telas del coraçón?
A la salida de Valencia mis fijas vos di yo
con muy grand ondra e averes a nombre.
Cuando las non queriedes, ya canes traidores,
¿por qué las sacávades de Valencia, sus honores?
¿a qué las firiestes a cinchas e a espolones?
Solas las dexastes en el robredo de Corpes,
a las bestias fieras e a las aves del mont.
¡Por cuanto les fiziestes, menos valedes vós!
Si non recudedes, véalo esta cort.—

140

El conde don García en pie se levantava:
—¡Merced, ya rey, el mejor de toda España!
Vezós’ mio Cid a llas cortes pregonadas.
Dexóla crecer e luenga trae la barba,
los unos le han miedo e los otros espanta.
Los de Carrión son de natura tal,
non ge las devién querer sus fijas por varraganas
o ¿quién ge las diera por parejas o por veladas?
Derecho fizieron porque las han dexadas,
cuanto él dize non ge lo preciamos nada.—
Essora el Campeador prísos’ a la barba:
—¡Grado a Dios, que cielo e tierra manda!
Por esso es luenga, que a delicio fue criada.
¿Qué avedes vós, conde, por retraer la mi barba?
Ca de cuando nasco a delicio fue criada,
ca non me priso a ella fijo de mugier nada
nimbla messó fijo de moro nin de cristiana,
commo yo a vós, conde, en el castiello de Cabra,
cuando pris a Cabra e a vós por la barba.
Non ý ovo rapaz que non messó su pulgada,
la que yo messé aún non es eguada.—

141

Ferrán Gonçález en pie se levantó,
a altas vozes odredes qué fabló:
—¡Dexássedes vós, Cid, de aquesta razón!
De vuestros averes de todos pagado sodes;
non creciés varaja entre nós e vós.
De natura somos de condes de Carrión,
deviemos casar con fijas de reyes o de enperadores,
ca non pertenecién fijas de ifançones;
porque las dexamos derecho fiziemos nós,
más nos preciamos, sabet, que menos no.—

 

37. Rieptos de los del Çid contra los Infantes - 2

37. Rieptos de los del Çid contra los Infantes 3301-3391

De los rieptos que fizieron las compannas del Çid contra los ifantes de Carrion

142

Mio Cid Ruy Díaz a Pero Vermúez cata:
—¡Fabla, Pero mudo, varón que tanto callas!
Yo las he fijas e tú primas cormanas,
a mí lo dizen, a ti dan las orejadas.
Si yo respondier, tú non entrarás en armas.—

143

Pero Vermúez conpeçó de fablar,
detiénes’le la lengua, non puede delibrar,
mas cuando enpieça, sabet, no·l’ da vagar:
—Dirévos, Cid, costunbres avedes tales,
siempre en las cortes Pero mudo me llamades;
bien lo sabedes, que yo non puedo más,
por lo que yo ovier a fer por mí non mancará.
¡Mientes, Ferrando, de cuanto dicho has:
por el Campeador mucho valiestes más!
Las tus mañas yo te las sabré contar.
Miémbrat’ cuando lidiamos cerca Valencia la grand:
pedist las feridas primeras al Canpeador leal,
vist un moro, fústel’ ensayar,
antes fuxiste que a él te allegasses.
Si yo non uviás, el moro te jugara mal;
passé por ti, con el moro me of de ayuntar,
de los primeros colpes ofle de arrancar.
Did’ el cavallo, tóveldo en poridad,
fasta este día no lo descubrí a nadi.
Delant mio Cid e delante todos ovístete de alabar
que mataras el moro e que fizieras barnax;
croviérontelo todos, mas non saben la verdad,
e eres fermoso, mas mal varragán
¡Lengua sin manos, cuémo osas fablar!

144

Di, Ferrando, otorga esta razón:
¿non te viene en miente en Valencia lo del león,
cuando durmié mio Cid e el león se desató?
E tú, Ferrando, ¿qué fizist con el pavor?
Metístet’ tras el escaño de mio Cid el Campeador,
metístet’, Ferrando, por o menos vales oy.
Nós cercamos el escaño por curiar nuestro señor,
fasta do despertó mio Cid, el que Valencia gañó;
levantós’ del escaño e fues’ pora·l’ león,
el león premió la cabeça, a mio Cid esperó,
dexós’le prender al cuello e a la red le metió.
Cuando se tornó el buen Campeador,
a sos vassallos violos aderredor,
demandó por sus yernos e ninguno non falló.
¡Riébtot’ el cuerpo por malo e por traidor,
esto·t’ lidiaré aquí ant’el rey don Alfonso!
Por fijas del Cid, don Elvira e doña Sol,
por cuanto las dexastes menos valedes vós.
Ellas son mugieres e vós sodes varones,
en todas guisas más valen que vós.
Cuando fuere la lid, si ploguiere al Criador,
tú lo otorgarás a guisa de traidor;
de cuanto he dicho verdadero seré yo.—
D’aquestos amos aquí quedó la razón.

145

Diego Gonçález odredes lo que dixo:
—De natura somos de los condes más linpios,
estos casamientos non fuessen aparecidos,
por consagrar con mio Cid don Rodrigo.
Porque dexamos sus fijas aún no nos repentimos;
mientra que bivan pueden aver sospiros,
lo que les fiziemos serles ha retraído.
¡Esto lidiaré a tod el más ardido:
que porque las dexamos ondrados somos nós!—

146

Martín Antolínez en pie se va levantar:
—¡Calla, alevoso, boca sin verdad!
Lo del león non se te deve olvidar:
saliste por la puerta, metistet’ al corral,
fústed’ meter tras la viga lagar,
más non vestist el manto nin el brial.
Yo·l’ lo lidiaré, non passará por ál:
fijas del Cid, porque vós las dexastes,
en todas guisas, sabed que más que vós valen.
¡Al partir de la lid, por tu boca lo dirás,
que eres traidor e mentist de cuanto dicho has!—
D’estos amos la razón fincado ha.

147

Asur Gonçález entrava por el palacio,
manto armiño e un brial rastrando,
vermejo viene, ca era almorzado,
en lo que fabló avié poco recabdo:

148

—¡Ya varones! ¿quién vio nunca tal mal?
¿Quién nos darié nuevas de mio Cid el de Bivar?
Fuesse a río d’Ovirna los molinos picar
e prender maquilas, commo lo suele far.
¿Quí·l’ darié con los de Carrión a casar?—

149

Essora Muño Gustioz en pie se levantó:
—¡Calla, alevoso, malo e traidor!
Antes almuerzas que vayas a oración,
a los que das paz fártalos aderredor.
Non dizes verdad a amigo ni a señor,
falso a todos e más al Criador,
en tu amistad non quiero aver ración.
¡Fazértelo he dezir, que tal eres cual digo yo!—
Dixo el rey Alfonso: —¡Calle ya esta razón!
Los que an rebtado lidiarán, sí·n’ salve Dios.—

 

38. Bodas de las hijas del Çid con los infantes de Navarra y Aragón

38. Bodas de las hijas del Çid con los infantes de Navarra y Aragón 3392-3428    

De como las fijas del Çid Ruy Diaz fueron desposadas con los ifantes de Navarra et de Aragon

Assí como acaban esta razón,
afé dos cavalleros entraron por la cort,
al uno dizen Oiarra e al otro Yéñego Simenoz,
el uno es del ifante de Navarra e el otro del ifante de Aragón,
besan las manos del rey don Alfonso,
piden sus fijas a mio Cid el Campeador
por ser reinas de Navarra e de Aragón,
e que ge las diessen a ondra e a bendición.
A esto callaron e ascuchó toda la cort,
levantós’ en pie mio Cid el Campeador:
—¡Merced, rey Alfonso, vós sodes mio señor!
Esto gradesco yo al Criador,
cuando me las demandan de Navarra e de Aragón.
Vós las casastes antes, ca yo non;
afé mis fijas en vuestras manos son,
sin vuestro mandado nada non feré yo.—
Levantós el rey, fizo callar la cort:
—Ruégovos, Cid, caboso Campeador,
que plega a vós, e atorgarlo he yo.
Este casamiento oy se otorgue en esta cort,
ca crécevos ý ondra e tierra e onor.—
Levantós’ mio Cid, al rey las manos le besó:
—Cuando a vós plaze, otórgolo yo, señor.—
Essora dixo el rey: —¡Dios vos dé den buen galardón!
A vós, Oiarra, e a vós, Yéñego Ximenoz,
este casamiento otórgovosle yo
de fijas de mio Cid, don Elvira e doña Sol,
pora los ifantes de Navarra e de Aragón,
que vos las dé a ondra e a bendición.—
Levantós’ en pie Oiarra e Yéñego Ximenoz,
besáron las manos del rey don Alfonso
e después de mio Cid el Campeador.
Metieron las fes e los omenajes dados son
que, cuemo es dicho, assí sea o mejor.
A muchos plaze de toda esta cort,
mas non plaze a los ifantes de Carrión.

 

39. Rieptos de Minaya contra los Infantes. El rey manda que combatan

39. Rieptos de Minaya contra los Infantes. El rey manda que combatan. 3429-3529

De los rieptos que fizo Minaya Alvar Fañez a los ifantes de Carrion et de commo mando el rey que lidiassen

Minaya Álbar Fáñez en pie se levantó:
—¡Merced vos pido, commo a rey e a señor,
e que non pese d’esto al Cid Campeador!
Bien vos di vagar en toda esta cort,
dezir querría yacuanto de lo mio.—
Dixo el rey: —Plazme de coraçón,
dezid, Minaya, lo que oviéredes sabor.—
—Yo vos ruego que me oyades toda la cort,
ca grand rencura he de ifantes de Carrión.
Yo les di mis primas por mandado del rey Alfonso,
ellos las prisieron a ondra e a bendición;
grandes averes les dio mio Cid el Campeador.
Ellos las han dexadas a pesar de nós:
¡riébtoles los cuerpos por malos e por traidores!
De natura sodes de los Vanigómez,
onde salién condes de prez e de valor,
mas bien sabemos las mañas que ellos han oy.
Esto gradesco yo al Criador,
cuando piden mis primas don Elvira e doña Sol
los ifantes de Navarra e de Aragón.
Antes las aviedes parejas pora en braços amas a dos,
agora besaredes sus manos e llamarlas hedes señoras,
averlas hedes a servir mal que vos pese a vós.
Grado a Dios del cielo e a aquel rey don Alfonso,
así·l’ crece la ondra a mio Cid el Campeador.
En todas guisas tales sodes cuales digo yo;
si ay qui responda o dize de no,
yo só Álbar Fáñez, pora tod el mejor.—
Gómez Peláyet en pie se levantó:
—¿Qué val, Minaya, toda essa razón?
Ca en esta cort afartos ha pora vós,
e qui ál quisiesse, serié su ocasión.
Si Dios quisiere que d’ésta bien salgamos nós,
después veredes qué dixiestes o qué no.—
Dixo el rey: —¡Fine esta razón!
Non diga ninguno d’ella más una entención.
Cras sea la lid, cuando saliere el sol,
d’estos tres por tres que rebtaron en la cort.—
Luego fablaron ifantes de Carrión:
—Dandos, rey, plazo, ca cras ser non puede.
Armas e cavallos tienen los del Canpeador,
nós antes abremos a ir a tierras de Carrión.—
Fabló el rey contra·l’ Campeador:
—Sea esta lid o mandaredes vós.—
En essora dixo mio Cid: —No lo faré, señor.
Más quiero a Valencia que tierras de Carrión.—
En essora dixo el rey: —A osadas, Campeador.
Dadme vuestros cavalleros con todas vuestras guarnizones,
vayan comigo, yo seré el curiador,
yo vos lo sobrelievo commo a buen vassallo faze señor,
que non prendan fuerça de conde nin de ifançón.
Aquí les pongo plazo de dentro en mi cort,
a cabo de tres semanas en begas de Carrión
que fagan esta lid delant estando yo.
Quien non viniere al plazo, pierda la razón,
desí sea vencido e escape por traidor.—
Prisieron el juizio ifantes de Carrión.
Mio Cid al rey las manos le besó
e dixo: —Plazme, señor.
Estos mis tres cavallero en vuestra mano son,
d’aquí vos los acomiendo commo a rey e a señor.
Ellos son adobados pora cumplir todo lo so,
¡ondrados me los enviad a Valencia, por amor del Criador!—
Essora respuso el rey: —¡Assí lo mande Dios!—
Allí se tollió el capiello el Cid Campeador,
la cofia de rançal, que blanca era commo el sol,
e soltava la barba e sacóla del cordón;
no·s’ fartan de catarle cuantos ha en la cort.
Adeliñó al conde don Anrich e al conde don Remond,
abraçólos tan bien e ruégalos de coraçón
que prendan de sus averes cuanto ovieren sabor.
A éssos e a los otros que de buena parte son
a todos los rogava assí commo han sabor;
tales ý á que prenden, tales ý á que non.
Los dozientos marcos al rey los soltó,
de lo ál tanto priso cuant ovo sabor.
—¡Merced vos pido, rey, por amor del Criador!
Cuando todas estas nuevas assí puestas son,
beso vuestras manos con vuestra gracia, señor:
irme quiero pora Valencia, con afán la gané yo.—
[................]

150

El rey alçó la mano, la cara se santigó:
—¡Yo lo juro par Sant Esidro el de León
que en todas nuestras tierras non ha tan buen varón!—
Mio Cid en el cavallo adelant se llegó,
fue besar la mano a so señor Alfonso:
—Mandástesme mover a Bavieca el corredor,
en moros nin en cristianos otro tal non ha oy.
Yo vos le dó en don, mandédesle tomar, señor.—
Essora dixo el rey: —D’esto non he sabor.
Si a vós le tolliés, el cavallo non havrié tan buen señor,
mas atal cavallo cum ést pora tal commo vós,
pora arrancar moros del canpo e ser segudador;
quien vos lo toller quisiere, no·l’ valga el Criador,
ca por vós e por el cavallo ondrados somos nós.—
Essora se espidieron e luego·s’ partió la cort.
El Campeador a los que han lidiar tan bien los castigó:
—Ya Martín Antolínez, el burgalés de pro,
e vós, Pero Vermúez, e Muño Gustioz,
firmes sed en campo a guisa de varones.
Buenos mandados me vayan a Valencia de vós.—
Dixo Martín Antolínez: —¿Por qué lo dezides, señor?
Preso avemos el debdo e a passar es por nós;
podedes oír de muertos, ca de vencidos no.—

 

40. El Çïd marcha a Valencia y sus  caballeros se preparan para las lizas

40. El Çïd marcha a Valencia y sus  caballeros se preparan para las lizas. 3530-3603

De commo el Çid se partio de las cortes de Toledo et se torno pora Valençia, et como castigo a los sus cavalleros, que avien a lidiar, como fiziessen.

Alegre fue d’aquesto el que en buen ora nació,
espidiós’ de todos los que sos amigos son,
mio Cid pora Valencia e el rey pora Carrión.
Las tres semanas de plazo todas complidas son.
Felos al plazo los del Campeador,
cunplir quieren el debdo que les mandó so señor;
ellos son en poder del rey don Alfonso el de León,
dos dias atendieron a ifantes de Carrión.
Mucho vienen bien adobados de cavallos e de guarnizones,
e todos sus parientes con ellos son,
que si los pudiessen apartar a los del Campeador,
que los matassen en campo por desondra de so señor.
El cometer fue malo, que lo ál no s’enpeçó,
ca grand miedo ovieron a Alfonso el de León.
De noche belaron las armas e rogaron al Criador.
Trocida es la noche, ya quiebran los albores.
Muchos se juntaron de buenos ricos omnes
por ver esta lid, ca avién ende sabor.
Demás sobre todos ý es el rey don Alfonso,
por querer el derecho e non consentir el tuerto.
Ya·s’ metién en armas los del buen Campeador,
todos tres se acuerdan, ca son de un señor.
En otro logar se arman los ifantes de Carrión,
sediélos castigando el conde Garcí Ordóñez.
Andidieron en pleito, dixiéronlo al rey Alfonso,
que non fuesen en la batalla Colada e Tizón,
que non lidiassen con ellas los del Canpeador.
Mucho eran repentidos los ifantes por cuanto dadas son.
Dixiérongelo al rey, mas non ge lo conloyó:
—Non sacastes ninguna cuando oviemos la cort;
si buenas las tenedes, pro avrán a vós,
otrosí farán a los del Canpeador.
Levad y salid al campo, ifantes de Carrión,
huebos vos es que lidiedes a guisa de varones,
que nada non mancará por los del Campeador.
Si del campo bien salides, grand ondra avredes vós,
e si fuéredes vencidos, non rebtedes a nós,
ca todos lo saben que lo buscastes vós.—
Ya se van repintiendo ifantes de Carrión,
de lo que avién fecho mucho repisos son,
no lo querrién aver fecho por cuanto ha en Carrión.
Todos tres son armados los del Campeador;
ívalos ver el rey don Alfonso,
dixieron los del Campeador:
—Besámosvos las manos commo a rey e a señor
que fiel seades oy d’ellos e de nós;
a derecho nos valed, a ningún tuerto no.
Aquí tienen su vando los ifantes de Carrión,
non sabemos qué·s’ comidrán ellos, o qué non.
En vuestra mano nos metió nuestro señor,
¡tenendos a derecho, por amor del Criador!—
Essora dixo el rey: —¡D’alma e de coraçón!—
Adúzenles los cavallos, buenos e corredores;
santiguaron las siellas e cavalgan a vigor,
los escudos a los cuellos que bien blocados son,
en mano prenden las astas de los fierros tajadores,
estas tres lanças tienen seños pendones;
e derredor d’ellos muchos buenos varones.
Ya salieron al campo do eran los mojones.
Todos tres son acordados los del Campeador
que cada uno de ellos bien fos ferir el so.
Fevos de la otra part los ifantes de Carrión,
muy bien aconpañados, ca muchos parientes son.
El rey dioles fieles por dezir el derecho e ál non,
que non varagen con ellos de sí o de non.
Do sedién en el campo fabló el rey don Alfonso:
—Oíd qué vos digo, ifantes de Carrión:
esta lid en Toledo la fiziérades, mas non quisiestes vós.
Estos tres cavalleros de mio Cid el Campeador
yo los adux a salvo a tierras de Carrión.
Aved vuestro derecho, tuerto non querades vós,
ca qui tuerto quisiere fazer, mal ge lo vedaré yo,
en todo mio reino non avrá buena sabor.—

 

41. Preparativos para las lizas: derrota y infamia de los Infantes

41. Preparativos para las lizas: derrota y infamia de los Infantes. 3604-3707

De como los cavalleros, que dexo el Çid que lidiassen por el riepto que fue fecho en la corte de Toledo, vençieron a los ifantes de Carrion, et se tornaron pora Valençia.

Ya les va pesando a los ifantes de Carrión.
Los fieles e el rey enseñaron los mojones,
librávanse del campo todos aderredor,
bien ge lo demostraron a todos seis commo son,
que por ý serié vencido qui saliesse del mojón.
Todas las gentes esconbraron aderredor,
más de seis astas de lanças que non llegassen al mojón.
Sorteávanles el campo, ya les partién el sol,
salién los fieles de medio, ellos cara por cara son.
Desí vinién los de mio Cid a los ifantes de Carrión,
e llos ifantes de Carrión a los del Campeador;
cada uno de ellos mientes tiene al so.
Abraçan los escudos delant los coraçones,
abaxan las lanças abueltas con los pendones,
enclinavan las caras sobre los arçones,
batién los cavallos con los espolones.
Tembrar querié la tierra dond eran movedores.
Cada uno d’ellos mientes tiene al so,
todos tres por tres ya juntados son;
cuédanse que essora cadrán muertos los que están aderredor.
Pero Vermúez, el que antes rebtó,
con Ferrán Gonçález de cara se juntó,
firiénse en los escudos sin todo pavor.
Ferrán Gonçález a Pero Vermúez el escudo·l’ passó,
prísol’ en vazío, en carne no·l’ tomó,
bien en dos logares el astil le quebró.
Firme estido Pero Vermúez, por esso no s’encamó,
un colpe recibiera, mas otro firió,
quebrantó la bloca del escudo, apart ge la echó,
passógelo todo, que nada no·l’ valió,
metiól’ la lança por los pechos, que nada no·l’ valió.
Tres dobles de loriga tenié Fernando, aquésto·l’ prestó,
las dos le desmanchan e la tercera fincó.
El belmez con la camisa e con la guarnizón
adentro en la carne una mano ge la metió,
por la boca afuera la sangre·l’ salió.
Quebráronle las cinchas, ninguna no l’ovo pro;
por la copla del cavallo en tierra lo echó,
assí lo tenién las yentes que mal ferido es de muert.
Él dexó la lança e mano al espada metió;
cuando lo vió Ferrán Gonçález, conuvo a Tizón,
antes qu’el colpe esperasse dixo: —¡Vençudo só!—
Atorgárongelo los fieles, Pero Vermúez le dexó.

151

Martín Antolínez e Dia Gonçález firiéronse de las lanças,
tales fueron los colpes que les quebraron amas.
Martín Antolínez mano metió al espada
(relumbra tod el campo, tanto es limpia e clara),
diol’ un colpe, de traviesso·l’ tomava,
el casco de somo apart ge lo echava,
las moncluras del yelmo todas ge las cortava,
allá llevó el almófar, fasta la cofia llegava,
la cofia e el almófar todo ge lo llevava,
ráxol’ los pelos de la cabeça, bien a la carne llegava,
lo uno cayó en el campo e lo ál suso fincava.
Cuando este colpe á ferido Colada la preciada,
vio Diego Gonçález que no escaparié con el alma.
Bolvió la rienda al cavallo por tornasse de cara;
essora Martín Antolínez recibiól’ con el espada,
un colpe·l’ dio de llano, con lo agudo no·l’ tomava.
Dia Gonçález espada tiene en mano, mas no la ensayava,
essora el ifante tan grandes vozes dava:
—¡Valme, Dios, glorioso señor, e cúriam’ d’este espada!—
El cavallo asorrienda e, mesurándol’ del espada,
sacól’ del mojón [................]
Martín Antolínez en el campo fincava.
Essora dixo el rey: —Venid vós a mi compaña.
Por cuanto avedes fecho, vencida avedes la batalla.—
Otórgangelo los fieles, que dize verdadera palabra.

152

Los dos han arrancado, dirévos de Muño Gustioz
con Assur Gonçález cómmo se adobó.
Fiérense en los escudos unos tan grandes colpes.
Assur Gonçález, furçudo e de valor,
firió en el escudo a don Muño Gustioz,
tras el escudo falsóle la guarnizón,
en vazío fue la lança, ca en carne no·l’ tomó.
Este colpe fecho, otro dio Muño Gustioz,
tras el escudo, falsóle la guarnizón:
por medio de la bloca el escudo·l’ quebrantó,
no·l’ pudo guarir, falsóle la guarnizón,
a part le priso, que non cab’el coraçón,
metio·l’ por la carne adentro la lança con el pendón,
de la otra part una braça ge la echó,
con él dio una tuerta, de la siella lo encamó,
al tirar de la lança en tierra lo echó,
vermejo salió el astil e la lança e el pendón:
todos cuedan que ferido es de muert.
La lança recombró e sobr’él se paró;
dixo Gonçalo Assúrez: —¡No·l’ firgades, por Dios!
¡Vençudo es el campo cuando esto se acabó!—
Dixieron los fieles: —Esto oímos nós.—
Mandó librar el canpo el buen rey don Alfonso,
las armas que ý restaron él se las tomó.
Por ondrados se parten los del buen Campeador,
vencieron esta lid grado al Criador;
grandes son los pesares por tierras de Carrión.
El rey a los de mio Cid de noche los enbió,
que no les diessen salto nin oviessen pavor.
A guisa de menbrados, andan días e noches,
felos en Valencia con mio Cid el Campeador,
por malos los dexaron a los ifantes de Carrión,
conplido han el debdo que les mandó so señor;
alegre fue d’aquesto mio Cid el Campeador.
Grant es la biltança de ifantes de Carrión:
qui buena dueña escarnece e la dexa después
atal le contesca o siquier peor.

 

42. Final del Poema

42. Final del Poema 3708-3735

Dexémonos de pleitos de ifantes de Carrión,
de lo que han preso mucho han mal sabor;
fablemos nós d’aqueste que en buen ora nació:
grandes son los goços en Valencia la mayor
porque tan ondrados fueron los del Canpeador.
Prisos’ a la barba Ruy Díaz, so señor:
—¡Grado al rey del cielo, mis fijas vengadas son,
agora las ayan quitas heredades de Carrión!
¡Sin vergüença las casaré, o a qui pese o a qui non!—
Andidieron en pleitos los de Navarra e de Aragón,
ovieron su ajunta con Alfonso el de León,
fizieron sus casamientos con don Elvira e con doña Sol.
Los primeros fueron grandes, mas aquestos son mijores,
a mayor ondra las casa de lo que primero fue.
¡Ved cuál ondra crece al que en buen ora nació
cuando señoras son sus fijas de Navarra e de Aragón!
Oy los reyes d’España sos parientes son,
a todos alcança ondra por el que en buen ora nació.
Passado es d’este sieglo mio Cid el Campeador
el día de cincuaesma, ¡de Christus aya perdón!
Assí fagamos nós todos, justos e pecadores.
Éstas son las nuevas de mio Cid el Canpeador,
en este logar se acaba esta razón.

Quien escrivió este libro dél’ Dios paraíso, ¡amén!
Per Abbat le escrivió en el mes de mayo
en era de mill e dozientos e cuaraenta e cinco años.

E el romanz es leído,
datnos del vino;
si non tenedes dineros,
echad allá unos peños,
que bien nos lo darán sobr’ellos.

 

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