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Chant I (vers 1 à 1084)

Chant de l'exil / Cantar del destierro / Song of exile. Séquences (vidéos et textes) de 1 à 10.

1. Principio del Poema

1. Principio del Poema VV. 1-64

De como Ruy Diaz el Çid fue mezclado con el rey don Alffonsso et echado de tierra

De los sos ojos tan fuertemientre llorando,

tornava la cabeça e estávalos catando.
Vio puertas abiertas e uços sin cañados,
alcándaras vazías, sin pielles e sin mantos,
e sin falcones e sin adtores mudados.
Sospiró mio Cid, ca mucho avié grandes cuidados,
fabló mio Cid bien e tan mesurado:
 —¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto!
¡Esto me an buelto; mios enemigos malos!—
Allí piensan de aguijar, allí sueltan las riendas.
A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra
e entrando a Burgos oviéronla siniestra.
Meció mio Cid los ombros e engrameó la tiesta:
 —¡Albricia, Álbar Fáñez, ca echados somos de tierra!—
Mio Cid Ruy Díaz por Burgos entró,
en su compaña sessaenta pendones.
Exiénlo ver mugieres e varones,
burgeses e burgesas por las finiestras son,
plorando de los ojos, tanto avién el dolor,
de las sus bocas todos dizían una razón:
—¡Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señor!—
Conbidarle ien de grado, mas ninguno non osava:
el rey don Alfonso tanto avié la grand saña.
Antes de la noche, en Burgos d’él entró su carta
con gran recabdo e fuertemientre sellada:
2que a mio Cid Ruy Díaz que nadi no·l’ diessen posada,
e aquel que ge la diesse sopiesse vera palabra,
que perderié los averes e más los ojos de la cara,
e aun demás los cuerpos e las almas.
Grande duelo avién las yentes cristianas,
ascóndense de mio Cid, ca no l’osan dezir nada.
El Campeador adeliñó a su posada,
así commo llegó a la puerta, fallóla bien cerrada,
por miedo del rey Alfonso que assí la avién parada,
que si non la quebrantás por fuerça, que non ge la abriese nadi.
Los de mio Cid a altas vozes llaman,
los de dentro non les querién tornar palabra.
Aguijó mio Cid, a la puerta se llegava,
sacó el pie del estribera, una ferida·l’ dava;
non se abre la puerta, ca bien era cerrada.
Una niña de nuef años a ojo se parava:
—¡Ya Campeador, en buen ora cinxiestes espada!
El rey lo ha vedado, anoch d’él entró su carta
con grant recabdo e fuertemientre sellada.
Non vos osariemos abrir nin coger por nada;
si non, perderiemos los averes e las casas,
e demás; los ojos de las caras.
Cid, en el nuestro mal vós non ganades nada,
mas el Criador vos vala con todas sus vertudes santas.—
Esto la niña dixo e tornós’ pora su casa.
Ya lo vee el Cid, que del rey non avié gracia;
partiós’ de la puerta, por Burgos aguijava,
llegó a Santa María, luego descavalga,
fincó los inojos, de corazón rogava.
 
La oración fecha, luego cavalgava,
salió por la puerta e Arlançón passava;
cabo essa villa en la glera posava,
fincava la tienda e luego descavalgava.
Mio Cid Ruy Díaz, el que en buen ora cinxo espada,
posó en la glera cuando no·l’ coge nadi en casa,
derredor d’él una buena conpaña;
assí posó mio Cid commo si fuesse en montaña.
Vedada l’an conpra dentro en Burgos la casa
de todas cosas cuantas son de vianda;
non le osarién vender al menos dinarada.

 

2. Episodio de las arcas y Raquel y Vidas

2. Episodio de las arcas y Raquel y Vidas vv. 65-212-137

De como Ruy Diaz el Çid Mando levar dos arcas, cubiertas de guadamesçi et pregarlas et guarnirlas muy bien et enchirlas de arena, e mandolas levar a dos ricos mercaderes de Burgos: Raquel et Bipdas

5

Martín Antolínez, el burgalés conplido,
a mio Cid e a los suyos abástales de pan e de vino;
non lo conpra, ca él se lo avié consigo,
de todo conducho bien los ovo bastidos.
Pagós’ mio Cid e todos los otros que van a so cervicio.
Fabló Martín Antolínez, odredes lo que á dicho:
—¡Ya Canpeador, en buen ora fuestes nacido!
Esta noch yagamos e váimosnos al matino,
ca acusado seré por lo que vos he servido,
en ira del rey Alfonso yo seré metido.
Si convusco escapo sano o bivo,
aun cerca o tarde el rey querer m’á por amigo;
si non, cuanto dexo no lo precio un figo.—

6

Fabló mio Cid, el que en buen ora cinxo espada:
—¡Martín Antolínez, sodes ardida lança,
si yo bivo, doblarvos he la soldada!
Espeso é el oro e toda la plata,
bien lo vedes, que yo no trayo nada,
e huebos me serié pora toda mi compaña.
Ferlo he amidos, de grado non avrié nada:
con vuestro consejo bastir quiero dos arcas,
inchámoslas d’arena, ca bien serán pesadas,
cubiertas de guadalmecí e bien enclaveadas,

7

los guadamecís vermejos e los clavos bien dorados.
Por Rachel e Vidas vayádesme privado:
cuando en Burgos me vedaron conpra e el rey me á airado,
non puedo traer el aver ca mucho es pesado;
empeñárgelo he por lo que fuere guisado,
de noche lo lieven, que non lo vean cristianos.
Véalo el Criador con todos los sos santos,
yo más non puedo e amidos lo fago.—

8

Martín Antolínez non lo detardava,
por Rachel e Vidas apriessa demandava.
Passó por Burgos, al castiello entrava,
por Rachel e Vidas apriessa demandava.

9

Rachel e Vidas en uno estavan amos,
en cuenta de sus averes, de los que avién ganados.
Llegó Martín Antolínez a guisa de menbrado:
—¿Ó sodes, Rachel e Vidas, los mios amigos caros?
En poridad fablar querría con amos.—
Non lo detardan, todos tres se apartaron.
—Rachel e Vidas, amos me dat las manos,
que non me descubrades a moros nin a cristianos,
por siempre vos faré ricos, que non seades menguados.
El Campeador por las parias fue entrado,
grandes averes priso e mucho sobejanos;
retovo d’ellos cuanto que fue algo,
por én vino a aquesto por que fue acusado.
Tiene dos arcas llenas de oro esmerado,
ya lo vedes, que el rey le á airado,
dexado ha heredades e casas e palacios;
aquéllas non las puede levar, si non, serié ventado;
el Campeador dexarlas ha en vuestra mano,
e prestalde de aver lo que sea guisado.
Prended las arcas e metedlas en vuestro salvo,
con grand jura meted ý las fes amos
que non las catedes en todo aqueste año.—
Rachel e Vidas seyénse consejando:
—Nós huebos avemos en todo de ganar algo;
bien lo sabemos, que él gañó algo
cuando a tierra de moros entró, que grant aver ha sacado.
Non duerme sin sospecha qui aver trae monedado.
Estas arcas prendámoslas amos,
en logar las metamos que non sea ventado.
Mas dezidnos del Cid, ¿de qué será pagado
o qué ganancia nos dará por todo aqueste año?—
Respuso Martín Antolínez a guisa de menbrado:
—Mio Cid querrá lo que sea aguisado,
pedir vos á poco por dexar so aver en salvo;
acógensele omnes de todas partes menguados,
á menester seiscientos marcos.—
Dixo Rachel e Vidas: —Dárgelos hemos de grado.—
—Ya vedes que entra la noch, el Cid es presurado,
huebos avemos que nos dedes los marcos.—
Dixo Rachel e Vidas: —Non se faze assí el mercado,
sinon primero prendiendo e después dando.—
Dixo Martín Antolínez: —Yo d’esso me pago,
amos tred al Campeador contado
e nós vos ayudaremos, que assí es aguisado,
por aduzir las arcas e meterlas en vuestro salvo,
que non lo sepan moros nin cristianos.—
Dixo Rachel e Vidas: —Nós d’esto nos pagamos;
las arcas aduchas, prendet seyescientos marcos.—
Martín Antolínez cavalgó privado
con Rachel e Vidas, de voluntad e de grado.
Non viene a la puent, ca por el agua á passado,
que ge lo non ventassen de Burgos omne nado.
Afévoslos a la tienda del Campeador contado,
assí commo entraron, al Cid besáronle las manos.
Sonrrisós’ mio Cid, estávalos fablando:
—¡Ya don Rachel e Vidas, avédesme olbidado!
Ya me exco de tierra, ca del rey só airado;
a lo que·m’ semeja, de lo mio avredes algo,
mientra que vivades non seredes menguados.—
Don Rachel e Vidas a mio Cid besáronle las manos.
Martín Antolínez el pleito á parado
que sobre aquellas arcas darle ien seiscientos marcos,
e bien ge las guardarién fasta cabo del año,
ca assí·l’ dieran la fe e ge lo avién jurado,
que si antes las catassen, que fuesen perjurados,
non les diesse mio Cid de la ganancia un dinero malo.
Dixo Martín Antolínez: —Carguen las arcas privado,
levaldas, Rachel e Vidas, ponedlas en vuestro salvo;
yo iré convusco, que adugamos los marcos,
ca a mover á mio Cid ante que cante el gallo.—
Al cargar de las arcas veriedes gozo tanto,
non las podién poner en somo maguer eran esforçados;
grádanse Rachel e Vidas con averes monedados,
ca mientra que visquiessen refechos eran amos.
Rachel a mio Cid ba·l’ besar la mano:

10

—¡Ya Canpeador, en buen ora cinxiestes espada!
De Castiella vos ides pora las yentes estrañas,
assí es vuestra ventura, grandes son vuestras ganancias;
una piel vermeja, morisca e ondrada,
Cid, beso vuestra mano, en don que la yo aya.—
—Plazme —dixo el Cid—, d’aquí sea mandada,
si vos la aduxier d’allá, si non, contalda sobre las arcas.—
En medio del palacio tendieron un almoçalla,
sobr’ella una sávana de rançal e muy blanca.
A tod el primer colpe, echaron trezientos marcos de plata,
notólos don Martino, sin peso los tomava;
los otros trezientos en oro ge los pagavan.
Cinco escuderos tiene don Martino, a todos los cargava;
cuando esto ovo fecho, odredes lo que fablava:
—Ya don Rachel e Vidas, en vuestras manos son las arcas;
yo que esto vos gané bien merecía calças.—

11

Entre Rachel e Vidas, aparte ixieron amos:
—Démosle buen don, ca él nos lo ha buscado.
Martín Antolínez, un burgalés contado,
vós lo merecedes, darvos queremos buen dado,
de que fagades calças e rica piel e buen manto:
dámosvos en don a vós treinta marcos.
Merecérnoslos hedes, ca esto es aguisado;
atorgarnos hedes esto que avemos parado.—
Gradeciólo don Martino e recibió los marcos;
gradó exir de la posada e espidós’ de amos.
Exido es de Burgos e Arlançón á passado,
vino pora la tienda del que en buen ora nasco.
Recibiólo el Cid, abiertos amos los braços:
—¡Venides, Martín Antolínez, el mio fiel vassallo!
Aún vea el día que de mí ayades algo.—
—Vengo, Campeador, con todo buen recabdo;
vós seiscientos e yo treinta he ganados.
Mandad coger la tienda e vayamos privado,
en San Pero de Cardeña, ý nos cante el gallo;
veremos vuestra mugier, menbrada fijadalgo.
Mesuraremos la posada e quitaremos el reinado;
mucho es huebos, ca cerca viene el plazo
.

 

3. Salida de Burgos. El Çid y su familia en Cardeña. Oración y despedida de Ximena.

3. Salida de Burgos. El Çid y su familia en Cardeña.  Oración y despedida de Ximena vv. 213-373

De como Ruy Diaz el Çid llego sus parientes et sus uassallos, et salio con ellos de la tierra al rey do Alffonsso su senhor [e espidiose de su mujer, doña Ximena, e de sus fijas, don Elvira e doña Sol, e encomendolas al abate de San Pero de Cardeña.

12

Estas palabras dichas, la tienda es cogida.
Mio Cid e sus conpañas cavalgan tan aína;
la cara del cavallo tornó a Santa María,
alçó su mano diestra, la cara se santigua:
—¡A ti lo gradesco, Dios, que cielo e tierra guías;
válanme tus vertudes, gloriosa Santa María!
D’aquí quito Castiella, pues que el rey he en ira,
non sé si entraré ý más en todos los mios días.
¡Vuestra vertud me vala, Gloriosa, en mi exida,
e me ayude e me acorra de noch e de día!
Si vós assí lo fiziéredes e la ventura me fuere conplida,
mando al vuestro altar buenas donas e ricas;
esto é yo en debdo: que faga ý cantar mill missas.—

13

Spidiós’ el caboso de cuer e de veluntad.
Sueltan las riendas e piensan de aguijar.
Dixo Martín Antolínez, el burgalés natural:
—Veré a la mugier a todo mio solaz;
castigarlos he cómmo abrán a far.
Si el rey me lo quiere tomar, a mí non m’incal.
Antes seré convusco que el sol quiera rayar.—
Tornávas’ Martín Antolínez a Burgos e mio Cid a aguijar,
pora San Pero de Cardeña, cuanto pudo espolear.

14

Apriessa cantan los gallos e quieren quebrar albores,
cuando llegó a San Pero el buen Campeador
con estos cavalleros que·l’ sirven a so sabor.
El abbat don Sancho, cristiano del Criador,
rezava los matines abuelta de los albores;
ý estava doña Ximena con cinco dueñas de pro,
rogando a San Pero e al Criador:
—Tú, que a todos guías, val a mio Cid el Canpeador.—

15

Llamavan a la puerta, ý sopieron el mandado.
¡Dios, qué alegre fue el abbat don Sancho!
Con lunbres e con candelas al corral dieron salto,
con tan grant goço reciben al que en buen ora nasco.
—Gradéscolo a Dios, mio Cid —dixo el abad don Sancho—,
pues que aquí vos veo, prendet de mí ospedado.—
Dixo el Cid: —Gracias, don abbat, e só vuestro pagado,
yo adobaré conducho pora mí e pora mis vassallos;
mas, porque me vo de tierra, dóvos cincuaenta marcos.
Si yo algún día visquier, servos han doblados,
non quiero fazer en el monesterio un dinero de daño.
Evades aquí, pora doña Ximena dóvos ciento marcos;
a ella, e a sus fijas e a sus dueñas sirvádeslas est año.
Dues fijas dexo niñas, e prendetlas en los braços;
aquéllas vos acomiendo a vós, abbat don Sancho,
d’ellas e de mi mugier fagades todo recabdo.
Si essa despensa vos falleciere o vos menguare algo,
bien las abastad, yo assí os lo mando;
por un marco que despendades, al monesterio daré yo cuatro.—
Otorgado ge lo avié el abbat de grado.
Afevos doña Ximena, con sus fijas dó va llegando,
señas dueñas las traen e adúzenlas adelant.

Ant’el Campeador, doña Ximena fincó los inojos amos,
llorava de los ojos, quisol’ besar las manos:
—¡Merced, Canpeador, en ora buena fuestes nado!
Por malos mestureros de tierra sodes echado.

16

¡Merced, ya Cid, barba tan conplida!
Fem’ ante vós yo e vuestras fijas,
ifantes son e de días chicas,
con aquestas mis dueñas, de quien só yo servida.
Yo lo veo, que estades vós en ida
e nós de vós partirnos hemos en vida:
¡dadnos consejo, por amor de Santa María!—
Enclinó sus manos la barba vellida,
a las sus fijas en braços las prendía,
llególas al coraçón, ca mucho las quería;
llora de los ojos, tan fuertemientre sospira:
—¡Ya doña Ximena, la mi mugier tan conplida,
commo a la mi alma yo tanto vos quería!
Ya lo vedes, que partirnos emos en vida,
yo iré e vós fincaredes remanida.
¡Plega a Dios e a Santa María
que aún con mis manos case estas mis fijas,
o que dé ventura e algunos días vida,
e vós, mugier ondrada, de mí seades servida!—

17

Grand yantar le fazen al buen Canpeador.
Tañen las campanas en San Pero a clamor.
Por Castiella oyendo van los pregones,
cómmo se va de tierra mio Cid el Campeador;
unos dexan casas e los otros onores.
En aques día, a la puent de Arlançón
ciento quinze cavalleros todos juntados son,
todos demandan por mio Cid el Canpeador.
Martín Antolínez con ello·s’ cojó,
vanse pora San Pero, do está el que en buen punto nació.

18

Cuando lo sopo mio Cid el de Bivar,
que·l’ crece conpaña, por que más valdrá,
apriessa cavalga, recebirlos sale;
dont los ovo a ojo, tornós’ a sonrrisar.
Lléganle todos, la mano·l’ van besar.
Fabló mio Cid de toda voluntad:
—Yo ruego a Dios e al Padre spirital,
vós que por mí dexades casas e heredades,
enantes que yo muera, algún bien vos pueda far,
lo que perdedes, doblado vos lo cobrar.—
Plogo a mio Cid, porque creció en la yantar,
plogo a los otros omnes, todos cuantos con él están.
Los seis días de plazo passados los an,
tres an por trocir, sepades que non más.
Mandó el rey a mio Cid aguardar,
que si después del plazo en su tierra·l’ pudiés tomar,
por oro nin por plata non podrié escapar.
El día es exido, la noch querié entrar,
a sos cavalleros mandólos todos juntar:
—Oíd, varones, non vos caya en pesar;
poco aver trayo, darvos quiero una part.
Sed menbrados cómmo lo devedes far:
a la mañana, cuando los gallos cantarán,
non vos tardedes, mandedes ensellar;
en San Pero a matines tandrá el buen abbat,
la missa nos dirá, ésta será de Santa Trinidad.
La missa dicha, pensemos de cavalgar,
ca el plaço viene acerca, mucho avemos de andar.—
Cuemo lo mandó mio Cid, assí lo an todos a far.

Passando va la noch, viniendo la man;
a los mediados gallos, piensan de ensellar.
Tañen a matines a una priessa muy grand,
mio Cid e su mugier a la eglesia van.
Echós’ doña Ximena en los grados delant’el altar,
rogando al Criador, cuanto ella mejor sabe,
que a mio Cid el Campeador que Dios le curias de mal:
—¡Ya Señor glorioso, Padre que en cielo estás!
Fezist cielo e tierra, el tercero el mar;
fezist estrellas e luna, e el sol para escalentar;
prisist encarnación en Santa María madre,
en Beleem aparecist, commo fue tu voluntad,
pastores te glorificaron, oviéronte a laudare,
tres reyes de Arabia te vinieron adorar,
Melchior e Gaspar e Baltasar
oro e tus e mirra te ofrecieron, commo fue tu veluntad;
salveste a Jonás cuando cayó en la mar,
salvest a Daniel con los leones en la mala cárcel,
salvest dentro en Roma al señor San Sabastián,
salvest a Santa Susaña del falso criminal;
por tierra andidiste treinta e dos años, Señor spirital,
mostrando los miráculos, por én avemos qué fablar:
del agua fezist vino e de la piedra pan,
resucitest a Lázaro, ca fue tu voluntad,
a los judíos te dexeste prender; do dizen monte Calvarie
pusiéronte en cruz, por nombre en Golgotá,
dos ladrones contigo, estos de señas partes,
el uno es en paraíso, ca el otro non entró allá;
estando en la cruz vertud fezist muy grant:
Longinos era ciego, que nuncuas vio alguandre,
diot’ con la lança en el costado, dont ixió la sangre,
corrió por el astil ayuso, las manos se ovo de untar,
alçólas arriba, llególas a la faz,
abrió los ojos, cató a todas partes,
en ti crovo al ora, por end es salvo de mal;
en el monumento resucitest [................]
e fuist a los infiernos, commo fue tu voluntad,
quebranteste las puertas e saqueste los santos padres.
Tú eres rey de los reyes e de tod el mundo padre,
a ti adoro e creo de toda voluntad,
e ruego a San Peidro que me ayude a rogar
por mio Cid el Campeador, que Dios le curie de mal;
¡cuando oy nos partimos, en vida nos faz juntar!—
La oración fecha, la missa acabada la an,
salieron de la eglesia, ya quieren cabalgar.
El Cid a doña Ximena ívala abraçar,
doña Ximena al Cid la mano·l’ va besar,
llorando de los ojos, que non sabe qué se far,
e él a las niñas tornólas a catar:
—A Dios vos acomiendo, fijas, e al Padre spirital,
agora nos partimos, Dios sabe el ayuntar.—

 

4. Visión del Arcángel Sant Gabriel

4. Visión del Arcángel Sant Gabriel vv. 374-411

De como a Ruy Diaz el Çid se le aparescio el Arcangel Sant Gabriel

Llorando de los ojos, que non viestes atal,
así·s’ parten unos d’otros commo la uña de la carne.
Mio Cid con los sos vassallos pensó de cavalgar,
a todos esperando, la cabeça tornando va;
a tan grand sabor fabló Minaya Álbar Fáñez:
—Cid, ¿dó son vuestros esfuerços? ¡en buen ora nasquiestes de madre!
Pensemos de ir nuestra vía, esto sea de vagar.
Aun todos estos duelos en goço se tornarán,
Dios, que nos dio las almas, consejo nos dará.—
Al abbat don Sancho tornan de castigar
cómmo sirva a doña Ximena e a las fijas que ha,
e a todas las dueñas que con ellas están;
bien sepa el abbat que buen galardón d’ello prendrá.
Tornado es don Sancho e fabló Álbar Fáñez:
—Si viéredes yentes venir por connusco ir, abbat,
dezildes que prendan el rastro e piensen de andar,
ca en yermo o en poblado podernos han alcanzar.—
Soltaron las riendas, piensan de andar,
cerca viene el plazo por el reino quitar.
Vino mio Cid yazer a Spinaz de Can,
grandes yentes se le acojen essa noch de todas partes.
Otro día mañana piensa de cavalgar,
ixiéndos’ va de tierra el Canpeador leal;
de siniestro Sant Estevan, una buena cipdad,
de diestro Alilón las torres, que moros las han.
Passó por Alcobiella, que de Castiella fin es ya;
la calçada de Quinea ívala traspassar,
sobre Navas de Palos el Duero va pasar,
a la Figueruela mio Cid iva posar;
vánsele acogiendo yentes de todas partes.

19

Ý se echava mio Cid después que cenado fue,
un sueño·l’ priso dulçe, tan bien se adurmió;
el ángel Gabriel a él vino en sueño:
—¡Cavalgad, Cid, el buen Campeador,
ca nuncua en tan buen punto cavalgó varón!
Mientra que visquiéredes, bien se fará lo to.—
Cuando se despertó el Cid, la cara se santigó,
sinava la cara, a Dios se acomendó.

 

5. Salida del Çid de Castilla. Conquista de Castejón y Alcalá; reparto del botín

5. Salida del Çid de Castilla. Conquista de Castejón y Alcalá; reparto del botín vv. 412-526

De como Roy Diaz el Çid llego sus parientes et sus vassallos, et salio con ellos de tierra al rey don Alffonso su sennor. De como Roy Diaz el Çid prieso el castiello de Castreion e Alcala

20

Mucho era pagado del sueño que soñado á.
Otro día mañana piensan de cavalgar,
es día á de plazo, sepades que non más;
a la sierra de Miedes ellos ivan posar.

21

Aún era de día, non era puesto el sol,
mandó ver sus yentes mio Cid el Campeador:
sin las peonadas e omnes valientes que son,
notó trezientas lanças, que todas tienen pendones.

22

—Temprano dat cevada, ¡sí el Criador vos salve!
El que quisiere comer, e qui no, cavalgue.
Passaremos la sierra, que fiera es e grand,
la tierra del rey Alfonso esta noch la podemos quitar;
después, qui nos buscare fallarnos podrá.—
De noch passan la sierra, vinida es la man,
e por la loma ayuso piensan de andar.
En medio de una montaña maravillosa e grand
fizo mio Cid posar e cevada dar.
Díxoles a todos cómmo querié trasnochar;
vassallos tan buenos por coraçón lo an,
mandado de so señor todo lo han a far.
Ante que anochesca piensan de cavalgar,
por tal lo faze mio Cid que no lo ventasse nadi;
andidieron de noch, que vagar non se dan.
O dizen Castejón, el que es sobre Fenares,
mio Cid se echó en celada con aquéllos que él trae.
El que en buen ora nasco toda la noche en celada iaze,
commo lo consejava Minaya Álbar Fáñez:

23

—¡Ya Cid, en buen ora cinxiestes espada!
Vós con ciento de aquesta nuestra compaña,
pues que a Castejón sacaremos a celada...

[..........................]

—Vós con los dozientos idvos en algara;
allá vaya Álbar Álbarez e Álvar Salvadórez, sin falla,
e Galín García, una fardida lança,
cavalleros buenos que acompañen a Minaya.
A osadas corred, que por miedo non dexedes nada,
Fita ayuso e por Guadalfajara,
fata Alcalá lleguen las algaras,
e bien acojan todas las ganancias,
que por miedo de los moros non dexen nada;
e yo con los ciento aquí fincaré en la çaga,
terné yo Castejón, don abremos grand enpara.
Si cueta vos fuere alguna al algara,
fazedme mandado muy privado a la çaga;
¡d’aqueste acorro fablará toda España!—
Nonbrados son los que irán en el algara
e los que con mio Cid ficarán en la çaga.
Ya quiebran los albores e vinié la mañana,
ixié el sol, ¡Dios, qué fermoso apuntava!
En Castejón todos se levantavan,
abren las puertas, de fuera salto davan,
por ver sus lavores e todas sus heredades.
Todos son exidos, las puertas abiertas an dexadas,
con pocas de gentes que en Castejón fincaran;
las yentes de fuera todas son derramadas.
El Campeador salió de la celada,
corrié a Castejón sin falla,
moros e moras aviélos de ganancia,
e essos gañados cuantos en derredor andan.
Mio Cid don Rodrigo a la puerta adeliñava,
los que la tienen, cuando vieron la rebata,
ovieron miedo, e fue desenparada.
Mio Cid Ruy Díaz por las puertas entrava,
en mano trae desnuda el espada,
quinze moros matava de los que alcançava;
gañó a Castejón e el oro e la plata.
Sos cavalleros llegan con la ganancia,
déxanla a mio Cid, todo esto non precian nada.
Afevos los dozientos e tres en el algara,
e sin dubda corren [......................];
fasta Alcalá llegó la seña de Minaya
e desí arriba tórnanse con la ganancia,
Fenares arriba e por Guadalfajara.
Tanto traen las grandes ganancias,
muchos gañados de ovejas e de vacas,
e de ropas, e de otras riquizas largas.
Derecha viene la seña de Minaya,
non osa ninguno dar salto a la çaga.
Con aqueste aver tórnanse essa compaña,
felos en Castejón, o el Campeador estava;
el castiello dexó en so poder, el Canpeador cavalga,
saliólos recebir con esta su mesnada;
los braços abiertos, recibe a Minaya:
—¡Venides, Álbar Fáñez, una fardida lança!
Do yo vos enbiás, bien abría tal esperança.
Esso con esto sea ayuntado;
dovos la quinta, si la quisiéredes, Minaya.—

24

—Mucho vos lo gradesco, Campeador contado;
d’aquesta quinta que me avedes mandado,
pagarse ía d’ella Alfonso el castellano.
Yo vos la suelto e avello quitado.
A Dios lo prometo, a aquel que está en alto,
fata que yo me pague sobre mio buen cavallo
lidiando con moros en el campo,
que enpleye la lança e al espada meta mano,
e por el cobdo ayuso la sangre destellando,
ante Ruy Díaz, el lidiador contado,
non prendré de vós cuanto vale un dinero malo;
pues que por mí ganaredes quesquier que sea d’algo,
todo lo otro afelo en vuestra mano.—

25

Estas ganancias allí eran juntadas.
Comidiós’ mio Cid, el que en buen ora cinxo espada,
el rey Alfonso, que llegarién sus compañas,
que·l’ buscarié mal con todas sus mesnadas.
Mandó partir tod aquesta ganancia,
sos quiñoneros que gelos diesen por carta.
Sos caballeros ý an arribança,
a cada uno d’ellos caen ciento marcos de plata
e a los peones la meatad sin falla;
toda la quinta a mio Cid fincava.
Aquí non lo puede vender nin dar en presentaja,
nin cativos nin cativas non quiso traer en su conpaña.
Fabló con los de Castejón e envió a Fita e a Guadalfajara,
esta quinta por cuánto serié conprada,
aun de lo que diessen que oviessen grand ganancia.
Asmaron los moros tres mill marcos de plata,
plogo a mio Cid d’aquesta presentaja;
a tercer día, dados fueron sin falla.
Asmó mio Cid con toda su conpaña
que en el castiello non ý avrié morada
e que serié retenedor, mas non ý avrié agua.

 

6. Conquista de Alcocer

6. Conquista de Alcocer. vv. 527-610

De como Roy Diaz el Çid gano Alcoçer

—Moros en paz, ca escripta es la carta,
buscarnos ie el rey Alfonso con toda su mesnada.
Quitar quiero Castejón; oíd, escuelas e Minaya,

26

lo que yo dixier non lo tengades a mal:
en Castejón non podriemos fincar,
cerca es el rey Alfonso e buscarnos verná,
mas el castiello non lo quiero hermar,
ciento moros e ciento moras quiérolas quitar,
porque lo pris d’ellos, que de mí non digan mal.
Todos sodes pagados e ninguno por pagar,
cras a la mañana pensemos de cavalgar;
con Alfonso mio señor non querría lidiar.—
Lo que dixo el Cid a todos los otros plaz;
Del castiello que prisieron todos ricos se parten.
Los moros e las moras bendiziéndol’ están.
Vanse Fenares arriba cuanto pueden andar,
troçen las Alcarrias e ivan adelant,
por las cuevas d’Anquita ellos passando van.
Passaron las aguas, entraron al campo de Toranz,
por essas tierras ayuso cuanto pueden andar,
entre Fariza e Cetina mio Cid iva albergar;
grandes son las ganancias que priso por la tierra do va.
Non lo saben los moros el ardiment que an.
Otro día moviós’ mio Cid el de Bivar
e passó a Alfama, la foz ayuso va,
passó a Bovierca e a Teca, que es adelant,
e sobre Alcocer mio Cid iva posar,
en un otero redondo, fuerte e grand;
acerca corre Salón, agua no·l’ puedent vedar.
Mio Cid don Rodrigo Alcocer cueda ganar.

27

Bien puebla el otero, firme prende las posadas,
los unos contra la sierra e los otros contra la agua.
El buen Canpeador, que en buen ora cinxo espada,
derredor del otero, bien cerca del agua,
a todos sos varones mandó fazer una cárcava,
que de día nin de noch non les diessen arrebata,
que sopiessen que mio Cid allí avié fincança.

28

Por todas essas tierras ivan los mandados,
que el Campeador mio Cid allí avié poblado,
venido es a moros, exido es de cristianos;
en la su vezindad non se treven ganar tanto.
Aguardándose va mio Cid con todos sus vasallos,
el castiello de Alcocer en paria va entrando.

29

Los de Alcocer a mio Cid ya·l’ dan parias,
e los de Teca e los de Terrer la casa.
A los de Calataút, sabet, mal les pesava.
Allí yogo mio Cid complidas quinze semanas.
Cuando vio mio Cid que Alcocer non se le dava,
él fizo un art e non lo detardava:
dexa una tienda fita e las otras levava,
cojós’ Salón ayuso, la su seña alçada,
las lorigas vestidas e cintas las espadas,
a guisa de menbrado, por sacarlos a celada.
Veyénlo los de Alcocer, ¡Dios, cómmo se alabavan!:
—Fallido á a mio Cid el pan e la cevada;
las otras abés lieva, una tienda á dexada;
de guisa va mio Cid commo si escapasse de arrancada.
Demos salto a él e feremos grant ganancia,
antes que·l’ prendan los de Terrer, si non, non nos darán dent nada;
la paria qu’él á presa tornárnosla ha doblada.—
Salieron de Alcocer a una priessa much estraña.
Mio Cid, cuando los vio fuera, cogiós’ como de arrancada,
cojós’ Salón ayuso, con los sos abuelta anda.
Dizen los de Alcocer: —¡Ya se nos va la ganancia!—
Los grandes e los chicos fuera salto davan,
al sabor del prender, de lo ál non piensan nada,
abiertas dexan las puertas, que ninguno non las guarda.
El buen Campeador la su cara tornava,
vio que entr’ellos e el castiello mucho avié grand plaça,
mandó tornar la seña, apriessa espoloneavan:
—¡Firidlos, cavalleros, todos sines dubdança!
¡Con la merced del Criador, nuestra es la ganancia!—
Bueltos son con ellos por medio de la llana,
¡Dios, qué bueno es el gozo por aquesta mañana!
Mio Cid e Álbar Fáñez adelant aguijavan,
tienen buenos caballos, sabet, a su guisa les andan,
entr’ellos e el castiello en essora entravan.
Los vassallos de mio Cid sin piedad les davan,
en un ora e un poco de logar trezientos moros matan.
Dando grandes alaridos los que están en la celada,
dexando van los delant, por el castiello se tornavan;
las espadas desnudas, a la puerta se paravan,
luego llegavan los sos, ca fecha es el arrancada.
Mio Cid gañó a Alcocer, sabet, por esta maña.

 

7. Intento de reconquista y derrota de los moros Fáriz y Galve; botín

7. Intento de reconquista y derrota de los moros Fáriz y Galve; botín vv. 611-793

De como Roy Diaz el Çid ovo batalla e vençio al rey Fariz et al rey Galbe

30

Vino Pero Vermúez, que la seña tiene en mano,
metióla en somo, en todo lo más alto.
Fabló mio Cid Ruy Díaz, el que en buen ora fue nado:
—¡Grado a Dios del cielo e a todos los sos santos,
ya mejoraremos posadas a dueños e a cavallos!

31

Oíd a mí, Albar Fáñez e todos los cavalleros:
en este castiello grand aver avemos preso,
los moros yazen muertos, de bivos pocos veo;
los moros e las moras vender non los podremos,
que los descabecemos nada non ganaremos,
cojámoslos de dentro, ca el señorío tenemos,
posaremos en sus casas e d’ellos nos serviremos.—

32

Mio Cid con esta ganancia en Alcocer está,
fizo enbiar por la tienda que dexara allá.
Mucho pesa a los de Teca e a los de Terrer non plaze,
e a los de Calatayut non plaze.
Al rey de Valencia enbiaron con mensaje,
que a uno que dizién mio Cid Ruy Díaz de Bivar
airólo el rey Alfonso, de tierra echado lo ha,
vino posar sobre Alcocer en un tan fuerte logar,
sacólos a celada, el castiello ganado á.
—Si non das conseio, a Teca e a Terrer perderás,
perderás Calatayut, que non puede escapar.
Ribera de Salón toda irá a mal,
assí ferá lo de Siloca, que es del otra part.—
Cuando lo oyó el rey Tamín por cuer le pesó mal:
—Tres reyes veo de moros derredor de mí estar.
Non lo detardedes, los dos id pora allá.
Tres mill moros levedes con armas de lidiar,
con los de la frontera, que vos ayudarán,
prendétmelo a vida, aduzídmelo deland;
porque se me entró en mi tierra, derecho me avrá a dar.—
Tres mill moros cavalgan e piensan de andar,
ellos vinieron a la noch en Sogorve posar.
Otro día mañana piensan de cavalgar,
vinieron a la noch a Celfa posar,
por los de la frontera piensan de enviar;
non lo detienen, vienen de todas partes.
Ixieron de Celfa, la que dizen de Canal,
andidieron todo·l’ día, que vagar non se dan,
vinieron essa noche en Calatayut posar.
Por todas essas tierras los pregones dan,
gentes se ayuntaron sobejanas de grandes
con aquestos dos reyes que dizen Fáriz y Galve;
al bueno de mio Cid en Alcocer le van cercar.

33

Fincaron las tiendas e prendend las posadas,
crecen estos virtos, ca yentes son sobejanas.
Las arrobdas que los moros sacan
de día e de noch enbueltas andan en armas;
muchas son las arrobdas e grande es el almofalla,
a los de mio Cid ya les tuellen el agua.
Mesnadas de mio Cid exir querién a la batalla,
el que en buen ora nasco firme ge lo vedava;
toviérongela en cerca complidas tres semanas.

34

A cabo de tres semanas, la cuarta querié entrar,
mio Cid a los sos tornós’ a acordar:
—El agua nos an vedada, exirnos ha el pan.
Que nos queramos ir de noch, no nos lo consintrán;
grandes son los poderes por con ellos lidiar.
Dezidme, cavalleros, cómmo vos plaze de far.—
Primero fabló Minaya, un cavallero de prestar:
—De Castiella la gentil exidos somos acá,
si con moros non lidiáremos, non nos darán del pan.
Bien somos nós seiscientos, algunos ay de más;
en el nonbre del Criador, que non pase por ál:
vayámoslos ferir en aquel día de cras.—
Dixo el Campeador: —A mi guisa fablastes,
ondrástesvos, Minaya, ca avérvoslo iedes de far.—
Todos los moros e las moras de fuera los manda echar,
que non sopiesse ninguno esta su poridad.
El día e la noche piénsanse de adobar.
Otro día mañana el sol querié apuntar;
armado es mio Cid con cuantos que él ha.
Fablava mio Cid commo odredes contar:
—Todos iscamos fuera, que nadi non raste,
sinon dos peones solos por la puerta guardar.
Si nós muriéremos en campo, en castiello nos entrarán;
si venciéremos la batalla, creçremos en rictad.
E vós, Pero Vermúez, la mi seña tomad,
commo sodes muy bueno, tenerla edes sin art,
mas non aguijedes con ella si yo non vos lo mandar.—
Al Cid besó la mano, la seña va tomar.
Abrieron las puertas, fuera un salto dan;
viéronlo las arrobdas de los moros, al almofalla se van tornar.
¡Qué priessa va en los moros! e tornáronse a armar,
ante roído de atamores la tierra querié quebrar;
veriedes armarse moros, apriessa entrar en az.
De parte de los moros dos señas ha cabdales,
fizieron dos azes de pendones mezclados, ¿quí los podrié contar?
Las azes de los moros ya·s’ mueven adelant,
por a mio Cid e a los sos a manos los tomar.
—Qedas sed, mesnadas, aquí en este logar,
non derranche ninguno fata que yo lo mande.—
Aquel Pero Vermúez non lo pudo endurar,
la seña tiene en mano, conpeçó de espolonar:
—¡El Criador vos vala, Cid Campeador leal!
Vo meter la vuestra seña en aquella mayor az;
los que el debdo avedes veremos cómmo la acorrades.—
Dixo el Campeador: —¡Non sea, por caridad!—
Respuso Pero Vermúez: —¡Non rastará por ál!—
Espolonó el cavallo e metiól’ en el mayor az.
Moros le reciben por la seña ganar,
danle grandes colpes, mas no·l’ pueden falsar.
Dixo el Campeador: —¡Valelde, por caridad!—

35

Enbraçan los escudos delant los coraçones,
abaxan las lanças abueltas de los pendones,
enclinaron las caras de suso los arzones,
ívanlos ferir de fuertes coraçones.
A grandes vozes llama el que en buen ora nació:
—¡Feridlos, cavalleros, por amor del Criador!
¡Yo só Ruy Díaz, el Cid Campeador!—
Todos fieren en el az do está Pero Vermúez,
trezientas lanças son, todas tienen pendones;
seños moros mataron, todos de seños colpes;
a la tornada que fazen otros tantos son.

36

Veríedes tantas lanças premer e alçar,
tanta adágara foradar e passar,
tanta loriga falsar e desmanchar,
tantos pendones blancos salir vermejos en sangre,
tantos buenos cavallos sin sos dueños andar.
Los moros llaman —¡Mafómat!— e los cristianos, —¡Santi Yagüe!—
Cayén en un poco de logar moros muertos mill e trezientos ya.

37

¡Cuál lidia bien sobre exorado arzón
mio Cid Ruy Díaz, el buen lidiador!
Minaya Álbar Fáñez, que Çorita mandó,
Martín Antolínez, el burgalés de pro,
Muño Gustioz, que so criado fue,
Martín Muñoz, el que mandó a Mont Mayor,
Álbar Álbarez e Álbar Salvadórez,
Galín García, el bueno de Aragón,
Félez Muñoz, so sobrino del Campeador;
desí adelante, cuantos que ý son
acorren la seña e a mio Cid el Canpeador.

38

A Minaya Álbar Fáñez matáronle el cavallo,
bien lo acorren mesnadas de cristianos.
La lança á quebrada, al espada metió mano;
maguer de pie, buenos colpes va dando.
Violo mio Cid Ruy Díaz el castellano,
acostós’ a un aguazil que tenié buen cavallo,
diol’ tal espadada con el so diestro braço,
cortól’ por la cintura, el medio echó en campo;
a Minaya Álbar Fáñez íval’ dar el cavallo:
—¡Cavalgad, Minaya, vós sodes el mio diestro braço!
Oy en este día de vós abré grand bando;
firmes son los moros, aún no·s’ van del campo.—
Cavalgó Minaya, el espada en la mano,
por estas fuerças fuertemientre lidiando;
a los que alcança valos delibrando.
Mio Cid Ruy Díaz, el que en buen ora nasco,
al rey Fáriz tres colpes le avié dado,
los dos le fallen e el uno·l’ ha tomado;
por la loriga ayuso la sangre destellando,
bolvió la rienda por írsele del campo.
Por aquel colpe rancado es el fonsado.

39

Martín Antolínez un colpe dio a Galve,
las carbonclas del yelmo echógelas aparte,
cortól’ el yelmo, que llegó a la carne;
sabet, el otro non ge l’osó esperar.
Arrancado es el rey Fáriz e Galve.
¡Tan buen día por la cristiandad,
ca fuyén los moros de la part!
Los de mio Cid firiendo en alcaz,
el rey Fáriz en Terrer se fue a entrar,
e a Galve no·l’ cogieron allá,
para Calatayut cuanto puede se va.
El Campeador íval’ en alcaz,
fata Calatayut duró el segudar.

40

A Minaya Álbar Fáñez bien l’anda el cavallo,
d’aquestos moros mató treinta e cuatro;
espada tajador, sangriento trae el braço,
por el cobdo ayuso la sangre destellando.
Dize Minaya: —Agora só pagado,
que a Castiella irán buenos mandados,
que mio Cid Ruy Díaz lid campal á arrancado.—
Tantos moros yazen muertos que pocos bivos á dexado,
ca en alcaz sin dubda les fueron dando.
Ya·s’ tornan los del que en buen ora nasco.
Andava mio Cid sobre so buen cavallo,
la cofia fronzida, ¡Dios, cómmo es bien barbado!
Almófar a cuestas, la espada en la mano,
vio los sos cómmo·s’ van allegando:
—¡Grado a Dios, a aquél que está en alto,
cuando tal batalla avemos arrancado!

 

8. Salida de Alcocer y primera embajada al Rei

8. Salida de Alcocer y primera embajada al Rei vv. 794-869

De como Roy Diaz el Çid se fue del castiello de Alcoçer e commo fue Alvar Fañez Minnaya con el rey Don Alffonsso

Esta albergada los de mio Cid luego la han robado
de escudos e de armas e de otros averes largos;
de los moriscos, cuando son llegados,
fallaron quinientos e diez cavallos.
Grand alegreya va entre essos cristianos,
más de quinze de los sos menos non fallaron.
Traen oro e plata que non saben recabdo,
con aquesta ganancia refechos son todos esos cristianos.
A so castiello a los moros dentro los an tornados;
mandó mio Cid aún que les diessen algo.
Grant á el gozo mio Cid con todos sos vassallos,
dio a partir estos dineros e estos averes largos;
en la su quinta al Cid caen ciento cavallos.
¡Dios, qué bien pagó a todos sus vassallos,
a los peones e a los encavalgados!
Bien lo aguisa el que en buen ora nasco,
cuantos él trae todos son pagados.
—Oíd, Minaya, sodes mio diestro braço:
d’aquesta riqueza que el Criador nos á dado
a vuestra guisa prended con vuestra mano.
Enbiarvos quiero a Castiella con mandado
d’esta batalla que avemos arrancado;
al rey Alfonso, que me á airado,
quiérol’ enbiar en don treinta cavallos,
todos con siellas e muy bien enfrenados,
señas espadas de los arçones colgando.—
Dixo Minaya Álbar Fáñez: —Esto faré yo de grado.—

41

—Evades aquí oro e plata,
una huesa llena, que nada no·l’ mingua;
en Santa María de Burgos quitedes mill missas,
lo que romaneciere daldo a mi mugier e a mis fijas,
que rueguen por mí las noches e los días;
si les yo visquier, serán dueñas ricas.—

42

Minaya Álbar Fáñez d’esto es pagado,
por ir con él omnes son contados.

42 bis

Agora davan cevada, ya la noch era entrada;
mio Cid Ruy Díaz con los sos se acordava:

43

—¡Ídesvos, Minaya, a Castiella la gentil!
A nuestros amigos bien les podedes dezir:
«Dios nos valió e venciemos la lid».
It; a la tornada, si nos falláredes aquí,
si non, do sopiéredes que somos indos conseguir.
Por lanças e por espadas avemos de guarir,
si non, en esta tierra angosta non podriemos bivir.—

44

Ya es aguisado, mañana·s’ fue Minaya
e el Campeador fincó ý con su mesnada.
La tierra es angosta e sobejana de mala;
todos los días a mio Cid aguardavan
moros de las fronteras e unas yentes estrañas.
Sanó el rey Fáriz, con él se consejavan;
entre los de Teca e los de Terrer la casa
e los de Calatayut, que es más ondrada,
así lo an asmado e metudo en carta:
vendido les á Alcocer por tres mill marcos de plata.

45

Mio Cid Ruy Díaz a Alcocer es venido.
¡Qué bien pagó a sus vassallos mismos!
A cavalleros e a peones fechos los ha ricos,
en todos los sos non fallariedes un mesquino:
qui a buen señor sirve siempre bive en delicio.

46

Cuando mio Cid el castiello quiso quitar,
moros e moras tomáronse a quexar:
—¡Vaste, mio Cid; nuestras oraciones váyante delante!
Nós pagados fincamos, señor, de la tu part.—
Cuando quitó a Alcocer mio Cid el de Bivar,
moros e moras compeçaron de llorar.
Alçó su seña, el Campeador se va,
pasó Salon ayuso, aguijó cabadelant;
a la exida de Salón mucho ovo buenas aves.
Plogo a los de Terrer e a los de Calatayut más,
pesó a los de Alcocer, ca pro les fazié grant.
Aguijó mio Cid, ívas’ cabadelant,
ý fincó en un poyo que es sobre Mont Real;
alto es el poyo, maravilloso e grant,
non teme guerra, sabet, a nulla part.
Metió en paria a Daroca enantes,
desí a Molina, que es del otra part,
la tercera Teruel, que estava delant;
en su mano tenié a Celfa la de Canal.

 

9. Minaya ante el Rei

9. Minaya ante el Rei vv. 870-914

De lo que envio dezir el Çid al rey don Alffonsso, e commo fue Alvar Fañez Minnaya fablar con el rey Don Alffonsso.

47

¡Mio Cid Ruy Díaz de Dios aya su gracia!
Ido es a Castiella Álbar Fáñez Minaya,
treinta cavallos al rey los enpresentava.
Violos el rey, fermoso sonrisava:
—¿Quí·n’ los dio éstos, sí vos vala Dios, Minaya?—
—Mio Cid Ruy Díaz, que en buen ora cinxo espada.
Venció dos reyes moros en aquesta batalla;
sobejana es, señor, la su ganancia.
A vós, rey ondrado, enbía esta presentaja,
bésavos los pies e las manos amas
que l’ayades merced, sí el Criador vos vala.—
Dixo el rey: —Mucho es mañana
omne airado, que de señor non ha gracia,
por acogello a cabo de tres semanas.
Mas, después que de moros fue, prendo esta presentaja;
aún me plaze de mio Cid, que fizo tal ganancia.
Sobr’esto todo, a vós quito, Minaya;
honores e tierras avellas condonadas.
Id e venit, d’aquí vos dó mi gracia,
mas del Cid Campeador yo non vos digo nada.
Sobre aquesto todo, dezirvos quiero, Minaya,

48

de todo mio reino los que lo quisieren far,
buenos e valientes, por a mio Cid huyar,
suéltoles los cuerpos e quítoles las heredades.—
Besóle las manos Minaya Álbar Fáñez:
—Grado e gracias, rey, commo a señor natural.
Esto feches agora, ál feredes adelant.—

49

—Id por Castiella e déxenvos andar, Minaya,
sin nulla dubda id a mio Cid buscar ganancia.—
Quiérovos dezir del que en buen ora cinxo espada.
Aquel poyo, en él priso posada;
mientra que sea el pueblo de moros e de la yente cristiana,
el Poyo de mio Cid así·l’ dirán por carta.
Estando allí mucha tierra preava,
el río de Martín todo lo metió en paria.
A Saragoça sus nuevas llegavan,
non plaze a los moros, firmemientre les pesava.
Allí sovo mio Cid conplidas quinze semanas.
Cuando vio el caboso que se tardava Minaya,
con todas sus yentes fizo una trasnochada;
dexó el poyo, todo lo desenparava,
allende Teruel don Rodrigo passava,
en el pinar de Tévar don Roy Díaz posava,
todas essas tierras todas las preava,
a Saragoça metuda l’á en paria.

 

10. Reunión de Minaya con el Çid - Episodio del conde de Barcelona

10. Reunión de Minaya con el Çid - Episodio del conde de Barcelona vv. 915-1086

De como Ruy Diaz el Çid Campeador lidio con el Conde Don Remont Berenguel, et comol priso. De como solto el Çid al Conde Don Remont Berenguel de la prision et lo enbió pora su tierra.

Cuando esto fecho ovo, a cabo de tres semanas,
de Castiella venido es Minaya,
dozientos con él, que todos ciñen espadas,
non son en cuenta, sabet, las peonadas.
Cuando vio mio Cid asomar a Minaya,
el cavallo corriendo, valo abraçar sin falla,
besóle la boca e los ojos de la cara.
Todo ge lo dize, que no l’encubre nada.
El Campeador fermoso sonrisava:
—¡Grado a Dios e a sus vertudes santas,
mientra vós visquiéredes, bien me irá a mí, Minaya!—

50

¡Dios, cómmo fue alegre todo aquél fonsado
que Minaya Álbar Fáñez assí era llegado,
diziéndoles saludes de primos e de hermanos,
e de sus compañas, aquéllas que avién dexado!

51

¡Dios, cómmo es alegre la barba vellida
que Álbar Fáñez pagó las mill missas
e que·l’ dixo saludes de su mugier e de sus fijas!
¡Dios, cómmo fue el Cid pagado e fizo gran alegría!
—¡Ya Álbar Fáñez, bivades muchos días!—

52

Non lo tardó el que en buen ora nasco,
tierras de Alcañiz negras las va parando
e a derredor todo lo va preando;
al tercer día, don ixo, ý es tornado.

53

Ya va el mandado por las tierras todas,
pesando va a los de Monçón e a los de Huesca;
porque dan parias plaze a los de Saragoça,
de mio Cid Ruy Díaz que non temién ninguna fonta.

54

Con estas ganancias a la posada tornándose van;
todos son alegres, ganancias traen grandes,
plogo a mio Cid e mucho a Álbar Fáñez.
Sonrisós’ el caboso, que non lo pudo endurar:
—¡Ya cavalleros! Dezirvos he la verdad:
qui en un logar mora siempre lo so puede menguar.
Cras a la mañana pensemos de cavalgar,
dexat estas posadas e iremos adelant.—
Estonces se mudó el Cid al puerto de Alucant,
dent corre mio Cid a Huesa e a Montalván;
en aquella corrida diez días ovieron a morar.
Fueron los mandados a todas partes
que el salido de Castiella así los trae tan mal;
los mandados son idos a todas partes,

55

llegaron las nuevas al conde de Barcilona
que mio Cid Ruy Díaz que·l’ corrié la tierra toda;
ovo grand pesar e tóvos’lo a grand fonta.

56

El conde es muy follón e dixo una vanidat:
—Grandes tuertos me tiene mio Cid el de Bivar,
dentro en mi cort tuerto me tovo grand,
firióm’ el sobrino e no·n’ lo enmendó más;
agora córrem’ las tierras que en mi enpara están.
Non lo desafié ni·l’ torné amistad,
mas, cuando él me lo busca, írgelo he yo demandar.—
Grandes son los poderes e apriessa llegándose van,
entre moros e cristianos gentes se le allegan grandes.
Adeliñan tras mio Cid, el bueno de Bivar,
tres días e dos noches pensaron de andar,
alcançaron a mio Cid en Tévar e el pinar;
así viene esforçado el conde que a manos se le cuidó tomar.
Mio Cid don Rodrigo ganancia trae grand,
dice de una sierra e llegava a un val.
Del conde don Remont venido l’es mensaje;
mio Cid cuando lo oyó enbió pora allá:
—Digades al conde non lo tenga a mal,
de lo so non lievo nada, déxem’ ir en paz.—
Respuso el conde: —¡Esto non será verdad!
¡Lo de antes e de agora todo·m’ lo pechará,
sabrá el salido a quién vino desondrar!—
Tornós’ el mandadero cuanto pudo más;
essora lo coñosce mio Cid el de Bivar
que a menos de batalla no·s’ puede den quitar:

57

—¡Ya cavalleros, apart fazed ganancia,
apriessa vos guarnid e metedos en las armas!
El conde don Remont darnos ha grant batalla,
de moros e de cristianos gentes trae sobejanas,
a menos de batalla non nos dexarié por nada.
Pues adelant irán tras nós, aquí sea la batalla;
apretad los cavallos e bistades las armas.
Ellos vienen cuesta yuso e todos traen calças,
e las siellas coceras e las cinchas amojadas;
nós cavalgaremos siellas gallegas e huesas sobre calças,
ciento cavalleros devemos vencer a aquellas mesnadas.
Antes que ellos lleguen al llano presentémosles las lanças:
por uno que firgades tres siellas irán vazias.
Verá Remont Verenguel tras quién vino en alcança,
oy en este pinar de Tévar por tollerme la ganancia.—

58

Todos son adobados cuando mio Cid esto ovo fablado,
las armas avién presas e sedién sobre los cavallos;
vieron la cuesta yuso la fuerça de los francos.
Al fondón de la cuesta, cerca es del llano,
mandólos ferir mio Cid, el que en buen hora nasco;
esto fazen los sos de voluntad e de grado,
los pendones e las lanzas tan bien los van enpleando,
a los unos firiendo e a los otros derrocando.
Vencido á esta batalla el que en buen hora nasco,
al conde don Remont a presón le á tomado.

59

Ý gañó a Colada, que más vale de mill marcos de plata,
ý benció esta batalla, por o ondró su barba.
Prísolo al conde, pora su tienda lo levava,
a sos creenderos guardarlo mandava.
De fuera de la tienda un salto dava,
de todas partes los sos se ayuntavan;
plogo a mio Cid, ca grandes son las ganancias.
A mio Cid don Rodrigo grant cozina l’adobavan,
el conde don Remont non ge lo precia nada;
adúzenle los comeres, delant ge los paravan,
él non los quiere comer, a todos los sosañava:
—Non combré un bocado por cuanto ha en toda España,
antes perderé el cuerpo e dexaré el alma,
pues que tales malcalçados me vencieron en batalla.—

60

Mio Cid Ruy Díaz odredes lo que dixo:
—Comed, conde, d’este pan e beved d’este vino;
si lo que digo fiziéredes saldredes de cativo,
si non, en todos vuestros días non veredes cristianismo.—

61

Dixo el conde: —Comede, don Rodrigo e pensedes de folgar,
que yo dexarm’é morir, que non quiero yantar.—
Fasta tercer día no·l’ pueden acordar;
ellos partiendo estas ganancias grandes,
no·l’ pueden fazer comer un muesso de pan.

62

Dixo mio Cid: —Comed, conde, algo,
ca si non comedes, non veredes cristianos;
e si vós comiéredes don yo sea pagado,
a vós e a dos fijosdalgo
quitarvos he los cuerpos e darvos é de mano.—
Cuando esto oyó el conde ya s’iva alegrando:
—Si lo fiziéredes, Cid, lo que avedes fablado,
tanto cuanto yo viva seré dend maravillado.—
—Pues comed, conde, e cuando fuéredes yantado
a vós e a otros dos darvos he de mano,
mas cuanto avedes perdido e yo gané en campo,
sabet, non vos daré a vós un dinero malo,
ca huebos me lo he e pora estos mios vassallos
que conmigo andan lazrados.
Prendiendo de vós e de otros irnos hemos pagando,
abremos esta vida mientra ploguiere al Padre Santo,
commo qui ira á de rey e de tierra es echado.—
Alegre es el conde e pidió agua a las manos,
e tiénengelo delant e diérongelo privado.
Con los cavalleros que el Cid le avié dados,
comiendo va el conde, ¡Dios, qué de buen grado!
Sobr’él sedié el que en buen ora nasco:
—Si bien non comedes, conde, don yo sea pagado,
aquí feremos la morada, no nos partiremos amos.—
Aquí dixo el conde: —¡De voluntad e de grado!—
Con estos dos cavalleros apriessa va yantando;
pagado es mio Cid, que lo está aguardando,
porque el conde don Remont tan bien bolvié las manos.
—Si vos ploguiere, mio Cid, de ir somos guisados;
mandadnos dar las bestias e cavalgaremos privado.
Del día que fue conde non yanté tan de buen grado,
el sabor que dend é non será olbidado.—
Danle tres palafrés muy bien ensellados
e buenas vestiduras de pelliçones e de mantos.
El conde don Remont entre los dos es entrado,
fata cabo del albergada escurriólos el castellano:
—¡Ya vos ides, conde, a guisa de muy franco!
¡En grado vos lo tengo lo que me avedes dexado!
Si vos viniere emiente que quisiéredes vengallo,
si me viniéredes buscar, fallarme podredes,
o me dexaredes de lo vuestro o de lo mio llevaredes algo.—
—Folguedes ya, mio Cid, sodes en vuestro salvo;
pagado vos he por todo aqueste año,
de venirvos buscar sol non será pensado.—

63

Aguijava el conde e pensava de andar,
tornando la cabeça e catándos’ atrás,
miedo iva aviendo que mio Cid se repintrá,
lo que non ferié el caboso por cuanto en el mundo á,
una deslealtança, ca non la fizo alguandre.
Ido es el conde, tornós’ el de Bivar,
juntós’ con sus mesnadas, conpeçólas de pagar
de la ganancia que an fecha, maravillosa e grand:
¡Tan ricos son los sos que non saben qué se an!

 

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